Proyectos y violencia

La incapacidad argentina para renovar su proyecto nacional e insertarse en el mundo la hundió en la división y la decadencia

Para entender cómo llegamos aquí, tenemos que repasar someramente nuestra historia. Casi todo nuestro siglo XIX estuvo atravesado por las guerras civiles entre las provincias, nacionalistas, católicas, y defensoras de sus economías locales, y Buenos Aires, una alianza liberal, cosmopolita e ilustrada entre los comerciantes de la ciudad y los terratenientes de la provincia, que dominaba el puerto y la aduana, y se beneficiaba tanto de la exportación de productos primarios, muchos... Continúa →

  1. El plan del globalismo
  2. Proyectos y violencia
  3. Los caballeros de fuego
  4. Los proyectos antinacionales

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De dónde vienen las balas

Balas como las que mataron a Mariano Ferreyra no son accidentales, estas balas llevan un propósito. Mientras unos velan los muertos, otros evalúan los efectos de esas muertes.


La bala viene siempre del mismo lado. La bala que mató a Mariano Ferreyra vino del mismo lado que la bala que en el 2002 mató a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, del mismo lado que las balas que en diciembre del 2001 mataron a más de veinte personas en el centro de la capital federal, por mencionar unos casos: hubo muchas otras balas, y muchos otros muertos.

Estas balas que cruzan el aire hasta encontrar la vida de sus víctimas y llevársela consigo no parten, como se suele creer, de un policía desaforado o de un gremialista loquito o de unos francotiradores nunca identificados. Estas balas no son accidentales, estas balas llevan un propósito. Mientras unos velan los muertos, otros evalúan los efectos de esas muertes.

Estas balas denuncian un debate sobre el poder que no pasa por el Congreso, o los partidos, o las ideologías. Es un debate armado entre las mafias político-económicas que desde hace cuatro décadas se han venido apoderando gradualmente de país y lo mantienen en un estado de permanente desorden, si el cual no podrían existir ni prosperar, y quienes reclaman orden.
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La Prensa, de Gainza

El diario La Prensa jugó en los años de la última dictadura militar un papel que el progresismo no está dispuesto a reconocerle.

En un reciente acto público, agitadores oficialistas pusieron en tela de juicio el comportamiento del diario La Prensa, entonces propiedad de la familia Gainza, durante los años de la última dictadura militar. El alegato desconoce arbitrariamente la actitud asumida en esos difíciles momentos por los responsables del diario y por los periodistas que trabajamos en él, entre los cuales me incluyo.

En el contexto del periodismo acobardado, gris y uniforme de la época (cuando no cómplice), el diario La Prensa, junto al Buenos Aires Herald, marcó una diferencia que el progresismo siempre tuvo dificultades para reconocer. Se la reconoció al Herald, porque es sapo de otro pozo y está al margen de la contienda política local. Pero no a La Prensa.

El progresismo, en el que pueden inscribirse los participantes del acto mencionado, se erige en implacable crítico del pasado mientras elude las incomodidades del presente. Como las circunstancias puestas ahora en entredicho ocurrieron hace tres décadas, muchos pueden tomar por cierto lo afirmado en esa tribuna. Este testimonio personal pretende aportar otra visión. Continuar leyendo “La Prensa, de Gainza”

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Oportunismo, liderazgo, poder

Están los que se adelantan a su tiempo, los que se quedan en el tiempo, y están los oportunistas, que se aprovechan del tiempo

  1. Militancia, política, poder
  2. Resentimiento, sociedad, poder
  3. Inmadurez, incompetencia, poder
  4. Oportunismo, liderazgo, poder
  5. Corrupción, impunidad, poder

A la memoria de Alicia Speco

El ejercicio del liderazgo, en cualquier instancia, reclama una toma de posición frente al tiempo. La conducción es un proceso que se despliega en el tiempo. Y supone por lo menos un rumbo, una dirección que es menos espacial que temporal. El líder dice a quienes le han confiado esa función: “¡Vamos hacia allá!”, y ese allá es un punto en el tiempo. En el tiempo histórico.

El liderazgo se asienta así sobre una suerte de incomodidad temporal, que comparten tanto el conductor como sus conducidos; una sensación de desajuste con el presente que demanda un desplazamiento colectivo para alcanzar nuevos equilibrios. El líder combina de este modo una aguda percepción del tiempo y un oído fino para captar la insatisfacción temporal de sus liderados.

Ocurre a veces que por error o desidia las organizaciones confían el liderazgo a personas ciegas al tiempo histórico y sordas a la inquietud de sus conducidos. Incapaces de captar el largo plazo de la historia, sin vocación por escuchar, se mueven al acecho del instante, a la caza de la oportunidad, absortos en sus propios desequilibrios personales, presos en el estrecho horizonte de la inmediatez. Continuar leyendo “Oportunismo, liderazgo, poder”

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