Si nos atenemos a la crónica periodística, el presidente Javier Milei habló hace unos días ante una comunidad evangélica del Chaco, en la inauguración de un monumental estadio llamado “Iglesia Portal del Cielo”, destinado a albergar las reuniones de una llamada “Iglesia Cristiana Internacional” fundada hace 32 años por el señor Jorge Ledesma.
Pese a su antigüedad, la “iglesia” no aparece inscripta en el Registro Nacional de Cultos, ni como Iglesia Portal del Cielo ni como Iglesia Cristiana Internacional, que son los nombres que usa el señor Ledesma para referirse a su organización. Ledesma también lidera un movimiento evangélico llamado Invasión del amor de Dios, que tampoco aparece registrado.
Tal vez, aunque no lo dice expresamente, se trate de una iglesia no confesional o no denominacional, y ello le permita eludir su inscripción en el registro de cultos. Como fuese, el público debería estar advertido de la diferencia y saber dónde se mete. Pero vivimos en un país muy regulado en unos aspectos y deficientemente regulado en otros.
El Registro Nacional de Cultos depende de la Secretaría de Cultos y Civilización que encabeza Nahuel Sotelo. La informalidad de la presunta iglesia no inquietó a Sotelo, quien celebró el discurso pronunciado allí por Milei diciendo: “La izquierda quiere reemplazar a nuestro Bendito Dios de los Cielos por su maldito dios del estado” (Las mayúsculas le pertenecen.)
El señor Ledesma dice que su comunidad reúne ahora unos 50.000 fieles, de los cuales alrededor de 30.000 participan activamente de las reuniones, pero las cifras son difíciles de confirmar. Fuera del Chaco, apenas se puede registrar alguna presencia de su congregación en Corrientes y en Entre Ríos. Tal vez haya otras.
También se jacta de haberse expandido por todo el mundo, con presencia en más de 5.000 iglesias en 57 países. Probablemente se refiere al movimiento Invasión del amor de Dios, un “sistema práctico de evangelismo sobrenatural” que promueve y al que cualquier congregación puede adherir sin mayor compromiso. Como sea, sólo pude encontrar una adhesión semejante en un grupo de Tijuana que sitúa sus orígenes en la “Ciudad de resistencia Chaco de Buenos Aires Argentina” (sic).
Por otro lado, la denominación Iglesia Cristiana Internacional tampoco parece identificar exclusivamente a la organización chaqueña. Solamente en los Estados Unidos aparecen por lo menos otras dos con el mismo nombre —una de ellas severamente cuestionada por prácticas manipuladoras y propósitos financieros—, y no hay nada que parezca vincularlas con la versión local.
El señor Ledesma reivindica para sí y para su esposa Alicia el tratamiento de “pastores”, apoyándose probablemente en que hace algunos años obtuvieron un doctorado honoris causa en Capellanía y un doctorado en Teología, otorgados por una “CELA International University” de Miami.
Esa universidad carece de reconocimiento oficial en los Estados Unidos, algo que ocurre con muchas escuelas evangélicas de ese país que convenientemente se niegan a registrar sus planes de estudios invocando razones de libertad de pensamiento y de culto.
De Miami proviene también el “apóstol” Guillermo Maldonado, un “telepredicador” famoso en la América hispana que encabeza en esa ciudad el llamado Ministerio Rey Jesús, y también se jacta de liderar una extensa red de congregaciones en todo el mundo.
Es muy cercano a Donald Trump y estuvo en Chaco junto a Milei. Pocos días antes, su grupo había invitado a la ex pareja del presidente Amalia González, que también es evangélica, a dar unas charlas motivacionales para sus seguidores estadounidenses.
Ledesma dice que su relación con Milei se remonta a varios años atrás, y también fue evidente durante el acto en Resistencia su vinculación con el gobernador de Chaco, Leandro Zdero, quien estuvo presente y destacó “el gran corazón de esta familia”, al referirse a los pastores.
“Somos una iglesia evangélica. La particularidad es la experiencia de las personas que entran al lugar sin creer o creyendo poco, y descubren una cercanía con Dios. La gente viene buscando respuestas y las encuentra”, relató Ledesma en una entrevista radial.
Acerca del “sistema práctico de evangelismo sobrenatural” que promueve el pastor Ledesma hubo abundantes muestras durante la reunión de la que participó Milei, con los ingredientes habituales del culto carismático: gran dramatismo escénico, desmayos, sanaciones, paralíticos que abandonan la silla de ruedas y vuelven a caminar.
Tal vez en homenaje a la condición de economista del presidente argentino se habló incluso de una milagrosa conversión de pesos en dólares cuidadosamente calculada por el Espíritu Santo al cambio oficial (en la segunda, más prudente, versión del prodigio ofrecida por el hijo del pastor; en la primera, el cambio era uno a uno y exponía el resultado a la curiosidad de la ARCA).
Milagro éste que conduce la atención a otros fenómenos de matices sobrenaturales relacionados con la congregación chaqueña. Por ejemplo, ¿de dónde salió el dinero para construir el gigantesco estadio levantado en la periferia de Resistencia? El proyecto fue diseñado por el reconocido estudio argentino Jeffrey J. Berk, y edificado sin pedir créditos, aunque informes de prensa calcularon su costo en varios millones de dólares.
Otro milagro: ¿cómo se explica que más de 10.000 personas de la provincia más pobre del país hayan podido distraer un promedio de 30.000 pesos cada una para asistir al encuentro del que participó Milei? Aquí se requiere una enérgica e inequívoca explicación de las potencias celestiales para aventar cualquier sospecha de lavado de dinero.
Ante la eventualidad de que las fuerzas del cielo no se hagan presentes, el fiscal federal de Resistencia, Patricio Sabadini, inició una investigación terrenal precisamente sobre posible lavado de dinero contra el pastor Ledesma, cuya intercesión, según se supo ahora, también permitió alguna vez convertir trocitos de plástico en diamantes.
La asociación voluntaria del presidente con esa clase de ambientes, tan llenos de interrogantes, recuerda su desafortunado, por decir lo menos, papel en el caso $Libra, todavía no debidamente esclarecido, y sugiere que o bien no está convenientemente protegido y asesorado, o bien está cumpliendo a rajatabla una agenda nihilista cuyos fines sólo él conoce.
“Quiero agradecer al pastor Jorge Ledesma por la invitación y felicitarlo por este hermoso auditorio, el más grande que se haya dedicado a la fe en todo el país. Ni más ni menos que eso”, inició Milei su discurso, evidenciando una notable ignorancia sobre la arquitectura de las magníficas basílicas y catedrales que pueblan el país confiado a su gobierno.
Si por “grande” se refería a la capacidad, entonces es igualmente notorio su desconocimiento de lo ocurrido en Buenos Aires en octubre de 1934, cuando el Luna Park, un estadio de dimensiones similares al chaqueño, albergó el recordado Congreso Eucarístico Internacional, que tantas consecuencias tendría sobre la vida argentina.
El presidente entendió, vaya uno a saber por qué, que el dudoso escenario chaqueño era un ámbito adecuado para intensificar su batalla contra el catolicismo, repitiendo las socorridas patrañas de Max Weber sobre el papel de los protestantes en el desarrollo del capitalismo, y emprendiéndola contra la noción de justicia social emanada de la encíclica Rerum novarum del papa León XIII.
En esta gran comedia de enredos que es la escena nacional, la jerarquía católica ha guardado silencio sobre esa arremetida presidencial contra su historia, sus tradiciones y su magisterio, y al menos hasta ahora no ha ensayado una defensa.
En cambio las propias iglesias protestantes, agrupadas en la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, la Pastoral Social Evangélica y la Asociación de Iglesias Pentecostales de Argentina, tuvieron varias cosas para decir respecto del pendenciero discurso presidencial en el Chaco.
“Si quiere hacer suyas las ideas propias del pueblo evangélico y protestante”, le dijeron, debería ocuparse en “escuchar y trabajar en favor de quienes más necesitan, en generar mayor justicia social y promover la unidad de la sociedad más allá de todas las diferencias, en respetar y valorar el esfuerzo de quienes trabajan, estudian y se forman cada día”.
Las entidades evangélicas le cuestionaron además a Milei su “constante ataque contra el Estado y lo público” y le reprocharon “la crueldad con la cual busca imponer un modelo de transferencia de recursos que solo beneficia a los más poderosos del país y el extranjero”.
–Santiago González