A cachetazos

“Ah, pero allá, viejo, nadie te tira un papelito por la calle…” Los argentinos sabemos muy bien que el resto del mundo no vive como vivimos nosotros, pero en el fondo pensamos que los que están equivocados son ellos: deben ser muy ingenuos para detenerse en un semáforo a la noche en una esquina desierta, deben ser muy tontos para leer ellos mismos el medidor de gas y enviar un cheque por el importe, deben ser muy simples para creer que la ley hay que cumplirla a la... Continúa →

Califique este artículo

Calificaciones: 4; promedio: 5.

Sea el primero en hacerlo.

Estúpidos, pero de buen corazón

Desde la insurgencia guerrillera de la década de 1970 nunca hubo tanta muerte en la Argentina como bajo el kirchnerismo, muerte atribuible en su totalidad a la corrupción, la ineficacia, la inacción gubernamental. La corrupción mata, pero también matan la impericia, la desaprensión. El caso de las recientes inundaciones se distingue de otros por la claridad con la que están deslindadas las responsabilidades: en La Plata, sus dos últimos intendentes, los peronistas Julio Alak y Pablo... Continúa →

Califique este artículo

Calificaciones: 6; promedio: 5.

Sea el primero en hacerlo.

Injerencia arrogante y racista

La intervención extranjera en Libia, como pasa siempre, habrá de dejar las cosas peor de lo que están

Resulta por lo menos curioso que las naciones que se presentan al mundo como los adalides de la libertad, como los grandes impugnadores de la intervención, tanto política como económica, sean justamente los reiterados agentes de las acciones armadas para remediar o corregir reales o supuestos desaguisados en terceros países.

La intervención, armada o desarmada, de poderes externos en los asuntos internos de un país, como la que en estos momentos se está desarrollando en Libia, es algo que repugna a la conciencia nacional en cualquier parte del mundo, y mucho más en aquellos lugares que durante largo tiempo soportaron los ultrajes del colonialismo.

Estas injerencias pueden, y merecen, ser condenadas justamente como expresiones tardías de una voluntad imperial, como exhibiciones obscenas de arrogancia y racismo, como hipócritas maniobras para asegurarse el control de materias primas o territorios estratégicos, pero sobre todo merecen ser condenadas por su torpeza e inutilidad. Continuar leyendo “Injerencia arrogante y racista”

Califique este artículo

Calificaciones: 3; promedio: 3.3.

Sea el primero en hacerlo.

El ocaso de la clase política

Los políticos no están bien vistos en ninguna parte del mundo. Poca gente les presta atención, y los que les prestan atención no les creen. La opinión prevaleciente los muestra como personas indolentes en el mejor de los casos, corruptas en el otro extremo: o bien viven de los dineros públicos sin hacer nada, o bien aprovechan de su posición para llenarse los bolsillos. ¿Se justifica esta percepción? Por lo pronto, hace rato que los políticos no tienen nada interesante que decir.... Continúa →

Califique este artículo

Calificaciones: 0; promedio: 0.

Sea el primero en hacerlo.