Injerencia arrogante y racista

La intervención extranjera en Libia, como pasa siempre, habrá de dejar las cosas peor de lo que están

Resulta por lo menos curioso que las naciones que se presentan al mundo como los adalides de la libertad, como los grandes impugnadores de la intervención, tanto política como económica, sean justamente los reiterados agentes de las acciones armadas para remediar o corregir reales o supuestos desaguisados en terceros países.

La intervención, armada o desarmada, de poderes externos en los asuntos internos de un país, como la que en estos momentos se está desarrollando en Libia, es algo que repugna a la conciencia nacional en cualquier parte del mundo, y mucho más en aquellos lugares que durante largo tiempo soportaron los ultrajes del colonialismo.

Estas injerencias pueden, y merecen, ser condenadas justamente como expresiones tardías de una voluntad imperial, como exhibiciones obscenas de arrogancia y racismo, como hipócritas maniobras para asegurarse el control de materias primas o territorios estratégicos, pero sobre todo merecen ser condenadas por su torpeza e inutilidad. Continuar leyendo “Injerencia arrogante y racista”

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