Una frase corriente, infundadamente atribuida a Einstein, dice que locura es hacer las mismas cosas una y otra vez, y esperar resultados diferentes. Cualquiera sea su origen, la observación derrocha sensatez y resulta particularmente útil cuando se trata de desbrozar el panorama con vistas a las elecciones presidenciales de octubre.
Desde hace más de medio siglo, peronistas y radicales han conducido con parejo entusiasmo el sorprendente proceso de la decadencia argentina, salpimentado con golpes de estado, primero militares y luego civiles, convocados o tolerados por sectores de un partido o el otro, y que no alteraron en ningún sentido la tendencia declinante.
Como la decadencia bien entendida empieza por casa, la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista son hoy escombros políticos. El justicialismo nunca se graduó como partido, y de movimiento de masas degeneró en aparato. El radicalismo, que alguna vez fue un partido, devino también en aparato: estructura cerrada, en provecho de sí misma. Continuar leyendo “La trampa de los dos partidos”