El mal llamado “caso Shocklender” define el ciclo kirchnerista. Lo define en el sentido de que hace explícita de una vez por todas la naturaleza oculta del “modelo”: corrupción e impunidad al amparo y servicio del poder. Lo define, también, en el sentido de que marca el límite, la pérdida de eficacia, el agotamiento del relato progresista utilizado para ocultar esa naturaleza.
Escribíamos en noviembre: “Cristina Fernández necesita muy poco, realmente, para asegurarse la reelección. A esta altura, parecería que sólo un escándalo de corrupción que la salpique directamente, o un desborde inflacionario, podrían frustrar ese empeño.” Desborde inflacionario no hubo, pero el escándalo de corrupción estalló y su impacto en el oficialismo fue brutal.
Fue brutal porque atacó el corazón mismo de la retórica empleada para construir poder, el punto más alto de su pretensión ética y política: los derechos humanos. El balde de agua fría no cayó sobre quienes ya no creían en las supercherías emanadas de la Casa Rosada sino sobre aquellos que contra toda razón y evidencia persistían en la fe con tenacidad militante. Continuar leyendo “Corrupción, impunidad, poder”