La escritora y el portero

En la literatura urbana, donde abundan las casas de departamentos, siempre estuvo presente la figura del portero. Apareció por ejemplo en El portero, la novela del cubano Reinaldo Arenas ambientada en Nueva York, y también en “El punto de vista del portero”, uno de los Ensayos sobre subversión de H. A. Murena, que remite a un encargado porteño. Pero siempre se trató de personajes imaginarios, porteros de ficción. Con Beatriz Sarlo, la historia literaria nacional incorporó... Continúa →

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Los enemigos

El gobierno propone peligrosamente una guerra cultural contra objetivos difusos que nos distrae de las verdaderas amenazas

Murió Beatriz Sarlo, y toda la reacción del Estado argentino se redujo virtualmente a un tuit del secretario de cultura. La crónica dice que ningún funcionario se acercó a despedirla. La Argentina oficial la ignoró y la Argentina no oficial aprovechó su sepelio para marcar diferencias con el gobierno. Si ésta es la batalla cultural que se nos plantea quiere decir que no logramos emerger de nuestro extravío. Sarlo fue una de las críticas de la cultura y la sociedad más penetrantes... Continúa →

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“El Olimpo vacío”

El Olimpo vacío ((Producido y dirigido por Pablo Racioppi y Carolina Azzi, también autores de El diálogo, documental en el que Graciela Fernández Meijide y Héctor Leis conversan sobre la violencia en la década de 1970.)) es una especie de reportaje filmado al escritor Juan José Sebreli. Se lo estrenó hace un par de años en exhibiciones casi privadas; ahora que sus responsables lo han subido a la red, seguramente podrá ser visto por públicos más amplios y es una buena oportunidad... Continúa →

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Debate sobre el nacionalismo

Una de las satisfacciones de escribir este sitio surge de adelantarse a los temas que luego aparecen en el debate público. En noviembre del año pasado Gaucho Malo publicó un artículo (Capitalismo, nacionalismo, liberalismo) sobre la relación entre el patriotismo o nacionalismo y una sociedad abierta, republicana y liberal. En los últimos días, tal vez acicateados por la celebración de la copa mundial de fútbol o por los cachetazos de un juez norteamericano a las pretensiones... Continúa →

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Políticos sin ideología

Hay gente que extraña los buenos tiempos de las grandes batallas ideológicas, cuando se sabía quién era quién: liberales, existencialistas, estructuralistas, marxistas, aristotélico-tomistas, populistas, neokantianos, posmodernos. Las charlas de café eran más ordenadas, todos sabían de qué se estaba hablando, y uno podía concentrarse en la oratoria, buscar la frase feliz y definitiva que derrotara (por esa noche) al adversario, y encumbrara al orador en la admiración de sus oyentes (también por esa noche). Ahora no se sabe quién es quién, no hay manera de plantear una polémica: ¿cómo atacar (o defender) a Macri, a Massa, a Scioli, a Cristina, a De la Sota, a Michetti, a quien usted prefiera, si nadie sabe a ciencia cierta lo que piensan? Ni siquiera es posible afirmar que piensen, algo, cualquier cosa.

Entre los nostálgicos de las ideologías se encuentran Jorge Fontevecchia y Beatriz Sarlo. En una columna publicada este mes, el director de Perfil describe como insustanciales a los políticos que encarnan la oferta electoral presente, “entendiendo por sustancia de la política -dice- la ideología”. Su nota gira en torno del intendente de Tigre: “la insustancialidad de lo que Massa representa se plasma en su ambigüedad ideológica”, agrega, y concluye: “La insustancialidad es un signo de época. No sólo es un atributo de Massa: también lo es de Scioli y de Macri, los tres principales candidatos actuales a presidir el país en 2015”. Sarlo, por su parte, le pone la lupa a Gabriela Michetti para llegar a conclusiones parecidas: la candidata del PRO representa a toda una generación política que ha reemplazado la ideología por los “valores”, que ha sustituído la plataforma partidaria por una lista de temas dictada por las encuestas, que agota su promesa en una mezcla de buena voluntad y pericia técnica, y que deliberadamente escamotea las cuestiones que plantean conflictos de intereses. “Se dirá que éstos son los políticos del futuro. Pero entonces ¿cuál será el futuro de la política?”, se pregunta la columnista.

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