A un mes de la muerte del fiscal Alberto Nisman todavía no sabemos si fue un suicidio o fue un asesinato. En caso de que haya sido un asesinato, no sabemos si lo mató el gobierno a raíz de la denuncia que Nisman había presentado contra la presidente; si lo mató algún enemigo del gobierno para hacerlo aparecer como culpable; si lo mató una facción de los espías locales enfrentada a otra con la que Nisman parecía mantener estrechos contactos (enfrentamiento en el que ya hubo otra... Continúa →
Categoría: Justicia
La imputación
La presidente argentina ha sido finalmente imputada por presunto encubrimiento de unos presuntos terroristas siguiendo el trámite judicial que iniciara el fiscal Alberto Nisman antes de su dudosa muerte. Se trata de un nuevo espectáculo de fuegos artificiales tal como describió este sitio la presentación original de la denuncia. Entre los dos encierran temporalmente un hecho trágico –la muerte del fiscal– como dos grandes, macabros, signos de interrogación. La imputación ha... Continúa →
El uso de Nisman
El rabino Marcelo Polakoff, que condujo la ceremonia del sepelio de Alberto Nisman, dijo que el fiscal se había convertido en la víctima número 86 del atentado a la AMIA. Al menos en un sentido la afirmación es acertada. Al igual que lo ocurrido con los muertos por el atentado, su final trágico está siendo usado políticamente por diferentes intereses de todo tipo para adjudicárselo a la facción rival y arrojar una luz favorable sobre la propia, para crear climas de incertidumbre y... Continúa →
Los enigmas de una muerte
La muerte del fiscal Alberto Nisman está rodeada de enigmas, muchos de los cuales brotan de sus propios dichos y hechos en los días que la precedieron. Uno puede rendirse a la consternación generalizada que produjo su trágico deceso, sumarse a la simpatía que suscitó su figura, y tranquilizarse pensando que los culpables están más o menos donde todos creen que están. O bien puede mirar esos enigmas de frente y, por lo menos, plantearlos. Aunque parezca irreverente hacerse preguntas sobre la víctima. Repasemos esos enigmas:
1 La denuncia
En medio del alboroto mediático hubo dos voces autorizadas que enmarcaron debidamente la denuncia del fiscal. El ex fiscal Luis Moreno Ocampo explicó claramente lo que habría sido innecesario explicar si la prensa hubiese presentado el caso sin sensacionalismo. Nisman, dijo, había presentado una denuncia, no una acusación. En tanto funcionario del Estado, esto lo aclaró el constitucionalista Daniel Sabsay, estaba obligado a presentarla si creía, como efectivamente Nisman creía, que se encontraba frente a la presunta comisión de un delito. Esa denuncia debía ser analizada por un juez para decidir su mérito, en caso de encontrarlo ordenar una investigación, y sobre los resultados de esa investigación formular entonces sí una acusación. En términos jurídicos, formalmente la denuncia de Nisman no se distingue de las que una y otra vez elevan personas como Elisa Carrió o Ricardo Monner Sanz. Para mencionar algunos casos particularmente graves, Carrió denunció a Néstor Kirchner como cabeza de una asociación ilícita, y fue una denuncia de Monner Sanz la que puso en marcha la causa sobre contrabando de armas que tuvo en jaque a Carlos Menem y otros funcionarios. Recordemos que Nisman denunció a Cristina Kirchner, su canciller y otras personas, de planear el encubrimiento de los iraníes acusados por el atentado a la mutual judía a cambio de imprecisos entendimientos comerciales con la nación islámica, encubrimiento que debía comenzar, según un memorando de entendimiento firmado por las partes, con la caída de las órdenes de captura dictadas oportunamente por Interpol a pedido del juez de la causa AMIA. Antes de que se conociera la denuncia de Nisman, los cuatro periodistas que más investigaron el atentado de 1994 descreían que la presentación del fiscal pudiese aportar datos relevantes. Luego de publicado el texto de la denuncia, la mayor parte de los juristas que opinaron sobre ella coincidieron en subrayar su endeblez, y lo difícil que iba a resultar armar una acusación a partir de ella. Aunque la prensa armó un gran escándalo en torno de la denuncia de Nisman, ésta no traía en realidad nada nuevo. Por las razones que fueran, las órdenes de captura nunca cayeron, y el pacto quedó en el olvido, con lo cual el aspecto sustancial de lo denunciado ya se había vuelto abstracto. Las fotografías de los fraternos encuentros entre D’Elía, Esteche y los iraníes se conocían desde hacía tiempo, y las escuchas de Nisman apenas aportaban los presumibles subtítulos. Como dijo algún funcionario del gobierno, aunque se probara que todo lo denunciado por el fiscal era verdad, no alcanzaba a configurar un delito. Tal vez estos dichos hayan sido exagerados, pero lo cierto es que en todo caso al gobierno le habría resultado muy fácil armar una defensa. Para decirlo claramente, la denuncia de Nisman en ningún momento constituyó una amenaza para el oficialismo, aunque su impacto publicitario, favorecido por la manipulación de la prensa opositora, que no dijo claramente las cosas que estamos diciendo acá, fue abrumador y dejó al kirchnerismo aturdido y sin respuestas.
Jueces y fiscales
Tal vez no sólo el gobierno sino buena parte de la opinión pública se hayan sentido sorprendidos por la tremenda repercusión internacional que ha tenido la muerte del fiscal Alberto Nisman. Ocurre que en el resto del mundo, la ley y quienes se ocupan de ella son cosas serias. En cambio, en la vida pública argentina, la justicia es una abstracción remota, una cuestión de leguleyos, picapleitos, y caranchos, en la que los abogados son diestros conocedores de las leyes para saber cómo... Continúa →