En una nota hecha a pedido del diario romano Il Manifesto el día de la muerte de Jorge Luis Borges, el escritor Osvaldo Soriano observó que el más grande autor argentino del siglo XX “fue a morir lejos de Buenos Aires y pidió ser sepultado en Ginebra, como antes Cortázar había preferido que lo enterraran en París.” Y agregó, para ilustración de los lectores italianos: “Pocos son los hombres que han hecho algo por este país y han podido o querido descansar en él. Mariano... Continúa →
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Gabriel García Márquez (1927-2014)
Gabriel García Márquez se hizo famoso escribiendo la clase de literatura que la intelectualidad europea supuso que debía escribirse en América latina. Eran los tiempos gloriosos de la Revolución Cubana, y el desorientado progresismo del Viejo Mundo, con la conciencia culpable por haber silenciado los crímenes de Stalin, encontraba aliviado en la pequeña isla una nueva, inocente, rousseauniana epifanía de la revolución socialista. Las románticas figuras de los barbudos guerrilleros,... Continúa →
Borges y la memoria
Por suerte quedan tipos como Rolando Hanglin, de buena memoria. “Cuando yo era joven, se hablaba mal de Borges”, recuerda Hanglin. “Lo llamaban oligarca, vendido, probritánico. Conocí a una chica de la Universidad que se jactaba de haberle dado una patada ‘en el culo’, aprovechando el tumulto de una conferencia.” Hago mi aporte a la memoria completa de nuestro tiempo: A fines de los ’60 yo ví a los alumnos progresistas de la Facultad de Filosofía... Continúa →
Facundo Cabral (1937-2011)
Facundo Cabral, el hombre que supo convertir la abrumadora experiencia de su vida en canciones, que proclamó por convicción el valor supremo de la paz y del amor, el hombre “capaz de hacer creer en Dios a los ateos”, cayó acribillado por unas balas azarosas que se le cruzaron en el camino en una tierra extraña.
Este trovador trashumante, que no se sentía ni de aquí ni de allá, que recorrió literalmente el mundo entero con su guitarra y una sed inagotable de vivir, aprender y contar, encontró la muerte en un momento y lugar que no había entrado en sus cálculos, a la madrugada, sobre el bulevar que conduce al aeropuerto de Guatemala.
El episodio choca por lo absurdo, violento, desagradable, pero al fin y al cabo ninguna muerte es bella, y ésta tal vez haya sido la lección que recibió Cabral en el momento extremo. Ya había aprendido que tampoco la vida es bella, y que vivir, en todo caso, es luchar por embellecerla. El relato de esa lucha es lo que ofrecía a su público, en música y palabras. Continuar leyendo “Facundo Cabral (1937-2011)”
Ernesto Sabato (1911-2011)
La obra de Ernesto Sabato, desplegada a lo largo de medio siglo, expresa por un lado la perplejidad y la angustia de un humanista occidental, de cuño liberal y cristiano, ante las vertiginosas y violentas transformaciones engendradas en el seno mismo de esa cultura y cuya dirección parece apuntar inexorablemente hacia la destrucción de sus propios supuestos.
Por otro lado, atestigua el tironeo entre el mundo luminoso, ordenado, previsible, del racionalismo y los acuciantes reclamos de las pulsiones irracionales, imprevistas, oscuras, violentas, aterradoras, fuera de gobierno desde que la abolición de la dimensión sagrada en la cultura impide procesarlos de una manera socialmente aceptable, por ejemplo a través del mito.
Y por fin, su obra refleja en otro plano el desconcierto y la ansiedad de un argentino de clase media, ilustrado y preocupado por los asuntos públicos, que asiste impotente a la decadencia de un país sin rumbo, que marcha de frustración en frustración, agobiado por reyertas tan superficiales como inacabables, incapaz de ponerse de acuerdo sobre su pasado ni sobre su futuro. Continuar leyendo “Ernesto Sabato (1911-2011)”