Por qué murió el policía Garrido

Muerto por la patria

No hay lugar pequeño para hacer patria. Esto lo sabía el policía Aldo Garrido, baleado a quemarropa por un delincuente en una tienda en el centro de San Isidro, y rematado por una mujer que participaba del atraco. Había visto un movimiento sospechoso, y acudió a ver qué pasaba, sin imaginar tal vez que iba derecho al encuentro con su destino.

Su muerte se clavó como una astilla en el corazón de los vecinos de la calle que patrullaba desde hacía años, y que lo consideraban como una institución del barrio, firme en su lugar, lloviera o tronara. Las palabras dicen mucho más de lo que suponemos. Garrido era en el espacio de esas cuadras una institución. La institución policial. La institución del estado.

Pero además era un hombre. La evocación, el afecto, el recuerdo de los vecinos atravesaron el uniforme y la chapa, y fueron directamente a la persona, con el frágil testimonio de las lágrimas o las flores. La institución respondió institucionalmente, con un ascenso post mortem. Persona e institución, Garrido nos interpela hoy sobre su destino. ¿Por qué murió? Continuar leyendo “Por qué murió el policía Garrido”

Califique este artículo

Calificaciones: 2; promedio: 5.

Sea el primero en hacerlo.