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6 opiniones en “Por qué murió el policía Garrido”

  1. me gusto mucho tu enfoque de este caso.Una pena que sigan pasando estas cosas y hoy me entero que la que lo mato como esta embarazada tendra arresto domiciliario…
    no lo entiendo…
    otro muerto mas… hasta cuando??

    1. Entiendo que la ley vigente autoriza al juez de la causa a dar prisión domiciliaria a una embarazada, pero deja en su criterio decidir en cada caso. En este caso particular, todavía falta que la defensa solicite ese beneficio y que el juez decida. Gracias, Carina, por tu comentario.

  2. Usted da en el clavo al ubicar la raíz del problema en la falta de patriotismo del pueblo argentino. Pero, tristemente, no sueño con que la muerte de Garrido ayude a que empecemos “a reconocer en el prójimo a un compatriota”. ¿Cuánta gente estará dispuesta a hacerse cargo de su destino? Sin duda, no la suficiente. De otro modo, el mensaje del Dr. Favaloro, por lo explícito y voluntario, habría bastado.

    1. Muy oportuno su recuerdo del doctor Favaloro en este contexto. Otra muerte absurda, a menos que empecemos a tomarnos en serio como nación. Gracias por su comentario.

  3. Un asesinato brutal así, con la sordidez de una mujer matando a quemarropa a un vigilante, para robar, estremece. Duele como argentiino cuando uno quiere el país y otros compatriotas (si asumimos que lo eran) matan por dinero. Ahora, estos crímenes no ocurren solo en Argentina. Pasan en Estados Unidos, en China y, puede uno no dudarlo, en casi todas partes. Ocurren más, sí, no solo en los países pobres o de economías golpeadas, sino en aquellos donde se ha extinguido la noción de ley, de bien y de mal, y de que hay una autoridad, un Estado, con competencia moral para imponer su poder de coerción. Sin afán de derivar en otros cantares, y por supuesto sin el de eximir a los asesinos de Garrido, uno puede preguntarse cuál es el respeto que en Argentina, o también en Venezuela, o también en Rusia, o también en países con índices feroces de corrupción gubernamental, donde el cinismo es la regla y donde el descreímiento de la palabra pública es la actitud normal para que a uno no lo tomen por tonto, se puede sentir por la ley y por la institución que encarna el servidor público. En este caso, se trataba del policía, y de uno querible y de un hombre de bien. Luego, uno piensa en la policía bonaerense, y los disgustos o peor que uno se ha llevado, y el panorama se enturbia. Y sobre todo, uno piensa en los gobiernos que ha tenido Argentina de Perón, la desgracia original y el cáncer que ha hecho metástasis, los militares que vinieron después, las incompetencias de la política florentina del país, las arcas vaciadas, la demagogia, y sorprende menos que tanto se haya degradado la autoridad. Borges decía que a los argentinos les gustaba elegir a los más vivos para el gobierno (falleció varios años antes de la elección de Fernando de la Rúa) porque creían que iban a ser compinches de ellos y no que se iban a reír de ellos. Y otra cosa que dice Borges en un ensayo de 1946 más o menos, creo, es que en Argentina no se siente culpa por robarle al Estado, porque para el argentino el Estado es algo abstracto. Quizás por ahí van los tiros.

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