«Quizás sea posible otra mirada sobre la música, la narración oral, el canto, la literatura, el cine, la televisión, la democracia, la política, el trabajo de funcionario público, el comercio, el amor, el desamor, en fin, quizás sea posible ver algo nuevo si nos alejamos un poco de las ideas de esencia, de identidad que tan rápidamente nos sumergen en el patriotismo barato, belicoso y corrupto en el que este país parece empecinado. Barato, porque hay pocos esfuerzos de reflexión sobre lo que nos constituye como comunidad. Belicoso, porque fácilmente engendra intolerancia. Y corrupto, porque está siempre a tiro para encontrar justificaciones a los privilegios. El folklore me ha parecido siempre una categoría inútil cuando no peligrosa. Lo que ahí se encuentra parece condenado a la repetición y la conservación malsana. Como si las expresiones de la humanidad para ser valiosas debieran tener antecedentes. Y, con una sustitución provocativa, diría que prefiero el trip al folk. El viaje, la aventura, antes que la afirmación de “lo nuestro”. Hay demasiada “mi tierra” en las zambas.» –Lucrecia Martel, directora de cine, en La Gaceta de Salta, 8-9-2016.