Gabriel García Márquez (1927-2014)

Gabriel García Márquez se hizo famoso escribiendo la clase de literatura que la intelectualidad europea supuso que debía escribirse en América latina. Eran los tiempos gloriosos de la Revolución Cubana, y el desorientado progresismo del Viejo Mundo, con la conciencia culpable por haber silenciado los crímenes de Stalin, encontraba aliviado en la pequeña isla una nueva, inocente, rousseauniana epifanía de la revolución socialista. Las románticas figuras de los barbudos guerrilleros,... Continúa →

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El gran cartógrafo

El comité del Nobel premió a Mario Vargas Llosa, cuyas novelas trazan un fidelísmo mapa de nuestro tiempo y constituyen una reafirmación del género.

El jurado del Nobel que anualmente discierne el premio de Literatura se ha hecho más famoso por sus errores que por sus aciertos, y sus decisiones suelen ser motivo de polémica. Difícilmente ocurra así con el peruano Mario Vargas Llosa, cuya obra constituye un gran mapa de nuestro tiempo y a la vez una rotunda ratificación del género novela.

Ahora que se ha asentado la polvareda sobre el tan zarandeado apogeo de la literatura latinoamericana en el siglo XX, ya se advierte que sólo un puñado de nombres se incorporarán al acervo mayor de las letras castellanas; para este cronista: Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti y Vargas Llosa. El Nobel acertó por lo menos en uno.

Vargas Llosa ha escrito novelas, cuentos, teatro e incontables artículos periodísticos que llevan el registro de sus opiniones ante los acontecimientos de la época. Pero aquello que lo distingue en la consideración de quienes leen, por placer o por oficio, es su calidad de narrador, su confianza en un género que muchos contemporáneos consideraban agotado. Continuar leyendo “El gran cartógrafo”

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Un problema de gravedad

El caso de Gualeguaychú refleja las penurias de una población desamparada por el estado, la dirigencia y sus propios compatriotas.

La asamblea ciudadana de Gualeguaychú levantó esta semana el bloqueo de un puente internacional que había impuesto hace más de tres años como forma de protesta y presión contra el emplazamiento inconsulto en territorio uruguayo de una gigantesca y potencialmente contaminante fábrica de celulosa, justo frente a un balneario y sitio turístico argentino.

Los habitantes de esa ciudad entrerriana habían decidido el bloqueo del puente después de haber transitado sin éxito durante cuatro años todos los carriles institucionales municipales, provinciales y nacionales. Iniciaron su acción con el coraje y empeño de una gesta patriótica, pero lo hicieron tarde: la chimenea de la planta ya se levantaba ominosa en el horizonte.

Un esperado fallo de la Corte Internacional reconoció las tropelías orientales, pero no objetó el funcionamiento de la fábrica. Desamparados por el estado, abandonados a su suerte por la indiferencia o la condena de la llamada clase dirigente y de la mayoría de sus compatriotas, los de Gualeguaychú ahora sólo aspiran a reducir los daños. Su penuria es la del país todo. Continuar leyendo “Un problema de gravedad”

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