Populismo y anomia

“La sociología clásica enseñó que toda sociedad compleja oscila entre la organización, que asegura el abastecimiento de los bienes, y los valores, que expresan el anhelo de una vida mejor, más justa.(…) ¿Cómo interpreta el populismo estos arduos problemas? (…) Ensayaré una explicación módica, acotada por la brevedad. Primero, el populismo sobredimensiona la discusión ideológica, minimizando las demandas de orden y organización; segundo, privilegia al demagogo sobre el funcionario, y, tercero, estigmatiza a los creadores de riqueza, haciéndolos responsables de la desigualdad. Al cabo, el resultado es desastroso: los políticos discursean, la sociedad se desorganiza, el Estado no asegura el orden ni el reparto, la infraestructura decae, los capitalistas dejan de invertir y fugan capitales. El síndrome se expresa a través de una dificultad generalizada para cumplir los contratos, empezando por la moneda. Sin contratos, no hay previsibilidad, nadie regula las expectativas. Rige la anomia.”  –Eduardo Fidanza, en La Nación, 21-12-2013

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1 opinión en “Populismo y anomia”

  1. Muy sintético y útil el comentario de Fidanza.
    La organización implica valores; y los “otros” valores son ideales, aspiraciones, utopías que rebalsan lo organizado. Fidanza es conservador/reformista. Juan Gelman fue – durante los 50, los 60 y los 70 (hasta el 79 al menos), totalmente captado por esos “otros” valores (principalmente los utópicos: utopías comunistas mezcladas, después, espuriamente, con la utopía peronista), por más que esos valores estuviesen seriamente heridos y criticados a fondo por notables autores. Pero ¿y Néstor Kirchner y su grupo de influencia?
    Acá me parece que se aplica la descripción de Fidanza, pero, quizás, con un agregado ligado a la personalidad K: la mentalidad del parásito, de la garrapata que se hincha, se hincha aferrada al Estado, a la organización que hicieron otros, no ellos precisamente, pero disfrazados de utopía. El resultado: otra década de confusión; una más. ¿Puede ser?

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