La esclavitud de los argentinos

“¿De qué somos esclavos los argentinos? En lo interior, de nuestra propia furia, de nuestra indiferencia hacia los muertos, hacia los pobres, hacia los presos; de nuestras apetencias de poder, de  parecer, de prestigio, de honores, de avivadas. En lo exterior, como en el reverso del interior, somos esclavos de quienes siendo más vivos que nosotros, con mayor adicción al poder y al dinero que nosotros, nos roban, nos saquean, nos mienten interminablemente. Nos entretiene votar a los que mienten, a los que roban, a los que nos usan y en eso consiste nuestra esclavitud, en creer que sólo las organizaciones criminales revestidas con nombres de partidos nos pueden gobernar. ¿Cómo hacemos para desprendernos de éste equipaje terrible, de éste yugo infranqueable que parece que no nos deja vencer, que siempre regresamos al mismo punto de partida para volver a comenzar otra forma de traición? Claro que sí, que podemos salir. A eso nos invita Jesús, a eso nos invita Dios, a todos y cada uno de nosotros, a ser distintos, a vencer nuestras furias, nuestros miedos, nuestras mediocridades, a caminar junto a él en lo interior para sacarnos las culpas. Él vino para curarnos y salvarnos, no para condenarnos; vino para dejarnos con yugo simple, liviano, alegre, y en lo exterior para construir una democracia sincera y auténtica fundada en la República, en la justicia, el trabajo y la libertad. Jesús nos llama a ser libres, a ser libres de verdad, a ser libres en los valores más profundos de nuestra interioridad, pero también nos dice, desde Moisés, que no se puede ser libre si no respetamos los mandamientos de no robar, de no matar y de no mentir.” –Elisa Carrio, carta de Navidad, diciembre de 2013.

Califique este artículo

Calificaciones: 0; promedio: 0.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *