“El secreto de sus ojos”

La penumbra de la memoria y la luz reveladora de la mirada dominan las imágenes de esta película que, con algunas incoherencias narrativas y psicológicas, pero con una cinematografía potente y cautivadora, muestra sin juzgar, propone sin aleccionar.

secreto

Improvisado comentarista de cine, Mariano Grondona dijo que “El secreto de sus ojos” le había gustado porque los personajes se comportaban de manera normal. “Reaccionan como reaccionaría cualquiera de nosotros”, observó. Tal vez haya que buscar en esa “normalidad” el imán que atrajo a un millón y medio de personas a las salas donde se exhibe esta película.

La normalidad de “El secreto…” es casi una anormalidad en el relato argentino posterior a la dictadura: los protagonistas no teorizan sobre sí mismos, actúan y expresan sus sentimientos como cualquiera; no los mueven razones o principios, sino las más comunes pasiones humanas. No demuestran una tesis, no señalan culpables. No son excepcionales en ningún sentido. Se limitan a vivir, que no es poco.

La historia ocurre en 1999 y en 1974, en el comienzo de los años de plomo, momento apenas señalado por la aparición de Isabel Perón en la pantalla de un televisor. El crimen que anuda los conflictos de la historia tiene que ver con la impunidad de esos años.

El protagonista, como la sociedad de los setenta, parece integrar el hecho sin mayor comentario a la habitualidad de la época y cuando la muerte lo roza acepta el consejo de ponerse a salvo. Veinticinco años más tarde vuelve sobre el episodio no para buscar justicia o revancha, sino conocimiento: ¿cómo se puede vivir una vida vacía, una vida a la que se le ha arrancado el amor?

La averiguación, que no va por el lado de los culpables sino de las víctimas, conduce a revelaciones horribles. Pero sólo después de llegar a la verdad, superar el silencio, el deliberado olvido (“Nunca hablamos de este caso…”), puede el personaje protagónico reanudar una historia de amor que el propio episodio había truncado cuando apenas despuntaba.

La penumbra de la memoria y la luz reveladora de la mirada dominan las imágenes de esta película que, con algunas incoherencias narrativas y psicológicas, pero con una cinematografía potente y cautivadora, muestra sin juzgar, propone sin aleccionar.

En un país agobiado por la crispación, el resentimiento, la culpa, la sensación de fracaso, el peso de un ayer que no se logra clausurar, y la imposibilidad de avizorar un futuro vivible, esta historia cuyos personajes saldan cuentas con el pasado, en el proceso se reencuentran con sí mismos, y pueden mirar hacia adelante, es una historia liberadora. El espectador sale del cine con el alma más aliviada.

–Santiago González

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2 opiniones en ““El secreto de sus ojos””

  1. Agradezco la película de Campanella, y el comentario sobre ella en su sitio; quiero creer en el mensaje de esperanza que transmite: no importa lo terrible que haya sido el pasado, o cuáles hayan sido nuestros errores, aún podemos cambiar nuestro presente y volver a soñar con un futuro mejor. No se trata de olvidar el pasado, ni de atribuirle nuestro actual fracaso, sea como personas o sociedad en conjunto. Si no hacemos algo concreto en este presente, es porque realmente no hemos aprendido nada.

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