Una familia argentina

El fatídico viaje de la familia Pomar, las condiciones en las que se accidentaron, y la posterior intervención del estado nos representan cabalmente como sociedad.

La familia Pomar era una familia argentina: el padre de familia tenía problemas de trabajo, viajaban en un auto de modelo viejo porque los medios económicos no le permitían cambiarlo, recorrían una ruta destrozada, sin iluminación, sin señalización, sin pintura luminosa que facilitara la circulación nocturna, sin banquinas, con curvas demasiado cerradas para las velocidades actuales, rodeada de pastizales descuidados.

La familia Pomar era una familia argentina: viajaban con niños, con un perro, sin cinturón de seguridad y de noche por una ruta con las características mencionadas, que conocían porque hacían ese trayecto con frecuencia.

La familia Pomar era una familia argentina: porque la ruta estaba como estaba, porque el auto estaba en peores condiciones que las que el señor Pomar suponía, porque el señor Pomar tenía sueño, o había discutido con su esposa, o estaba abrumado por su problemas, o simplemente porque su pericia de conductor no era tan buena como el señor Pomar creía, el auto salió de pista, volcó y despidió mortalmente a todos sus ocupantes.

La familia Pomar era una familia argentina: las fuerzas de seguridad de aire, mar y tierra del país que los contaba como ciudadanos no pudieron encontrar el automóvil accidentado durante casi un mes de pesquisas y rastrillajes que no empezaron por lo obvio, verificar a fondo los lugares con mayor número de accidentes en una ruta problemática, y se dedicaron a entretener a la prensa y hostigar a la familia con las más caprichosas teorías conspirativas.

La familia Pomar nos representa.

–SG

Califique este artículo

Calificaciones: 6; promedio: 4.3.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *