Tres veces nada

La presidente Cristina Kirchner se ocupó públicamente en tres oportunidades de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que la había denunciado por intento de encubrimiento de los presuntos culpables del atentado contra la mutual judía en 1994. Variaron las formas: en los dos primeros casos lo hizo mediante “cartas” publicadas en la red Internet, en el último recurrió a la televisión. No varió la intención: exculparse de esa muerte y al mismo tiempo mostrarse como su verdadera víctima. No varió el tono: en ninguno de los tres casos la presidente exhibió la menor empatía, el menor atisbo de que esa muerte hubiera rozado sus afectos o sus emociones. Lo que varió fue el posible culpable insinuado en cada caso para orientar la opinión pública en esa dirección: en la primera carta apuntó hacia la propia víctima; aunque la palabra “suicidio” apareciera entre signos de pregunta, toda la argumentación la mantiene como hipótesis. En la segunda carta la teoría del suicidio dejó paso a la del homicidio, y el dedo acusador giró veladamente hacia el ex jefe de espías Antonio Stiusso. Al hablar por cadena, apuntó en cambio sin ninguna veladura contra el perito informático Diego Lagomarsino, quien habría provisto a Nisman la pistola que le dio muerte, y lo relacionó de dos maneras con la muerte del fiscal: por un lado, dijo que Lagomarsino tenía parentesco con un miembro de un estudio jurídico que tiene entre sus clientes al grupo Clarín (conspiración), y por otro usó varias veces la palabra “íntima” para describir la relación que unía a Lagomarsino con Nisman (muerte pasional). Crímenes políticos puede haber en cualquier lado, pero en ninguna parte los presidentes reaccionan diciendo “yo no fui, me parece que fue ése”. Un crimen político provoca en la población a la vez congoja e intranquilidad. Un presidente en ejercicio se asocia a esa congoja, y al expresarla en su persona alivia la carga colectiva, un presidente en ejercicio ratifica a sus mandantes que, frente al desorden del crimen, las instituciones mantienen su firmeza y están capacitadas y dispuestas para restablecer el orden, averiguando qué ocurrió primero y proveyendo justicia después. En sus tres apariciones, Cristina Kirchner no hizo ni lo uno ni lo otro: en el orden personal, como ya lo ha demostrado en otras trágicas oportunidades (Cromañón, Once), carece de compasión, está psicológicamente incapacitada para salir de sí, para abandonar la autorreferencia; en el orden institucional, está materialmente incapacitada para asegurar el normal funcionamiento de las instituciones, porque su marido primero y ella después se han dedicado sistemáticamente a demolerlas. –S.G.

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3 opiniones en “Tres veces nada”

  1. No recuerdo quién dijo (¿Romero?) que una democracia no puede ser ingenua.
    Pero la nuestra no es una democracia; no llega a serlo. En los países democráticos (Suiza, Holanda, Noruega y Suecia, Finlandia, Inglaterra y EEUU, Canadá, Uruguay…) democracia y nación son la misma cosa.
    El matrimonio K estaba formado por dos demagogos de manual: las primeras lecciones para reconocer a un demagogo. Pero la educación democrática, en nuestra nación, es discontínua, excesivamente fluctuante y débil. No la hay, como tradición, ni en la familia, ni en la escuela, ni en los colegios, universidades, sindicatos, partidos políticos, clubes y grupos de amistad. Es algo vago, sin precisión y sin recuerdos, con pocos y lejanos recuerdo. Es una aspiración.
    Kirchner nos encajó de contrabando a su mujer; pura promoción sin pasar exámenes, con la intención de: a) cumplir con ella, que se lo estaba demandando; b) armar el sistema matrimonial de turnos alternos para 20 años, pero reservándose él el control porque no confiaba en ella… Néstor no estaba preparado para gobernar democráticamente, por su historia y por su personalidad: autoritario y cleptócrata, en sintonía con el peronismo, pero también con el rosismo y con toda la tradición nacionalista, la derecha popular; y Cristina…Cristina es un fraude completo, porque a la falta de preparación técnica y moral (ni siquiera es abogada: eso, en La Plata se sabe), le agrega una personalidad perversa, estrecha y manipuladora, que gobierna para un grupo que exclusivo y excluyente, y que ahora, con la muerte dudosa del fiscal Nisman justo en la víspera de una declaración pública, no sabemos en qué se metió… Tal como usted titula sus últimas manifestaciones: “tres veces nada”.
    Estamos en problemas. Pero nunca estuvo tan claro como ahora que son problemas que nos buscamos nosotros.

  2. Recuerdo cuando el pingüino daba paso a la pingüina y la gente ingenuamente sostenía que “como es mujer” ella iba a tener un estilo menos belicoso, de no tanto de ir al choque, más humano…(juas!)

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