El pasado fin de semana, la localidad bonaerense de Baradero vivió su día de furia. En un episodio todavía no aclarado, un vehículo policial embistió en las primeras horas del domingo a una motocicleta de baja cilindrada, a la que aparentemente perseguía por una infracción de tránsito, y causó la muerte de los dos adolescentes que viajaban en ella.
Tan pronto corrió la noticia, unas dos mil personas se congregaron en la plaza del pueblo para protestar contra lo que todos interpretaron sin mayores datos como un exceso de energía policial para sancionar una simple contravención: los adolescentes no llevaban casco. Un grupo violento tomó el control de la protesta e incendió seis oficinas públicas, una casa y un vehículo.
La prensa nacional describió cómodamente el episodio como una “pueblada”, término habitualmente utilizado para mencionar un levantamiento espontáneo contra alguna injusticia gubernamental. Más bien fue el estallido de un absceso, un brote sintomático de la enfermedad que aqueja a la sociedad argentina, un aviso de lo que puede ocurrirle en cualquier momento al país entero. Continuar leyendo “Una sociedad enferma”