Pena de muerte

En una sociedad sin ley, sólo el azar nos coloca en el lugar de la víctima o del victimario

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Como ya ha ocurrido, especialmente en el gran Buenos Aires, el ingreso en un período de campañas políticas coincide con un incremento de los delitos violentos. Y, como también ya ha ocurrido, el aumento de la violencia criminal reaviva el eterno, estéril debate sobre la mano blanda, la mano dura y la pena de muerte.

El debate es estéril porque las sentencias a muerte ya han sido dictadas, y se siguen dictando cada día. En el gran Buenos Aires hay 400.000 jóvenes que no trabajan ni estudian. En el siglo XXI, y particularmente en este momento de reformulación de las economías occidentales, eso equivale a una condena a muerte literal, no es una figura del lenguaje.

Muchos de esos centenares de miles de jóvenes no son tontos, y saben o intuyen que están condenados. Y han optado, o seguramente lo harán, por apurarse a vivir el tiempo que les queda hasta el cumplimiento de la condena. El aliento de quienes se les crucen en el camino valdrá menos que una sombra: así, el número de los sentenciados se multiplica. Continuar leyendo “Pena de muerte”

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