La plaza de Tucumán

SAN MIGUEL DE TUCUMÁN — Además de ser un hermoso paseo, generoso en la frescura de su sombra y en el perfume de los naranjos que visten su perímetro, la plaza central de San Miguel de Tucumán es rica en símbolos: se llama Plaza de la Independencia, como corresponde a la ciudad donde la patria recibió, a pocas cuadras, en la casa famosa, su acta de bautismo; la plaza luce en su centro la escultura de una figura femenina que representa la Libertad, según el genio de Lola Mora. Sobre uno de sus senderos interiores, una placa de mármol señala el lugar donde los federales dejaron clavada en una lanza la cabeza del joven unitario Marco Avellaneda. La placa es casi ilegible, porque al actual gobierno no le interesa que se recuerde la barbarie. Nicolás, hijo del degollado, volvería un día como presidente de la nación a la casa familiar, que visitó vestido de paisano para pedir humildemente a sus vecinos “un asiento en el lugar común”. La casa de los Avellaneda, ahora convertida en museo, se encuentra a algunos pasos de la plaza, y alberga numerosas reliquias locales, entre ellos la medalla con que el general Manuel Belgrano reconoció el coraje y la abnegación de los tucumanos en la famosa batalla contra los realistas. La medalla dice: “Tucumán, sepulcro de tiranos”. Uno no puede dejar de pensar en el oprobioso presente de esta provincia. Lo mismo ocurre al visitar la sala donde se encuentran los retratos de todos los gobernadores tucumanos hasta casi la década de 1930, dibujados a la carbonilla por Lola Mora. Otra vez: sus gobernantes actuales no encajarían en esa serie sino a modo de amarga ironía. Lola Mora y el general Belgrano están presentes por todas partes en el norte argentino. A una cuadra de la plaza central se encuentra la basílica de la Merced, donde el jefe del Ejército del Norte cedió a la Virgen el bastón de mando. Un mismo escenario para un pasado de gloria, de devoción, de coraje, de patriotismo, de renunciamientos, y un presente de vergüenza y humillación cuyo fin los tucumanos anunciaron esta semana con una vibrante reivindicación de dignidad. –S.G.

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