Pensamiento esencial

Cuando leí que el diario La Nación iba a lanzar una colección titulada Biblioteca Esencial del Pensamiento Contemporáneo me entusiasmé. He aquí, me dije, una oportunidad para reunir a precio relativamente accesible esos libros y autores que uno ha leído aquí y allá, un poco de prestado y otro poco en bibliotecas, y para recuperar esos títulos que prestamos y nunca regresaron. Tratándose de un proyecto editorial auspiciado por ese diario imaginé un repertorio que podía incluir autores como John Rawls y Robert Nozick, como Norberto Bobbio y Hannah Arendt, tal vez Emil Cioran y Cornelius Castoriadis, probablemente Samuel Huntington y Francis Fukuyama e incluso el sobrevaluado Jürgen Habermas, algún clásico como Karl Popper o Bertrand Russell o Albert Camus, cuyo centenario pasó sin pena ni gloria, sin olvidar por supuesto a alguno de esos franceses posmodernos tan ingeniosos como Gilles Deleuze, Jacques Derrida o Michel Foucault. Pero no. La oferta de La Nación parece una recorrida por las mesas de saldos de la avenida Corrientes, donde se amontonan los ejemplares no vendidos de las editoriales marxistas: Carlos Marx por supuesto, Antonio Gramsci, Paulo Freire, Pierre Bourdieu, cuyas ideas han contribuido a descalabrar nuestra educación pública, algunos textos más o menos inofensivos de Roland Barthes, Jacques Lacan y Tzvetan Todorov, otras tonterías sin importancia y sí, Foucault, cuyo pensamiento sostiene el garantismo judicial que nos atormenta en estos días. Por qué justamente La Nación ofrece al público este vademecum izquierdista es algo que se me escapa; por qué lo presenta como biblioteca esencial del pensamiento contemporáneo, cuando en el mejor de los casos es un recorte sectario en las antípodas de lo que el diario proclama y defiende, me resulta todavía más incomprensible. Tal vez sus editores hayan descubierto que entre los lectores del diario hay una amplia franja de nuestra izquierda paqueta. –S.G.

P.S. Después de haber escrito lo anterior me doy cuenta de que al elenco de pensadores propuesto por La Nación le faltan dos autores imprescindibles, además de muy cercanos al corazón de los argentinos: Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, cuyos trabajos sobresalen en el marxismo posterior a la caída del Muro.

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8 opiniones en “Pensamiento esencial”

  1. Después de mucho tiempo y ahora que tengo un puesto de diarios “amigo”, decidí comprar algunos de estos libros. Tal vez, la importancia de algunos autores de la colección para mí radica en el hecho de haberlos leído durante mi carrera universitaria. Y leerlos fotocopiados, en apuntes, sueltos. Me gusta tenerlos en libro, poder armar mi pequeña biblioteca aunque si coincido con grandes faltas como Derrida, Castoriadis y Hegel. Pero bueno, solo quería comentar eso. Un saludo.

    1. No le reprocharía a nadie la intención de armar su biblioteca, eligiendo los títulos a su saber y entender. Si además lo puede hacer a precio razonable, tanto mejor.

  2. Hola. Llegué aquí de casualidad. En primer lugar me gustaría plantear mi desacuerdo con 2 puntos esenciales de su argumentación. Si bien estoy de acuerdo con usted en que los textos y los autores no son todo lo variados que deberían ser para una colección con un nombre tan pretencioso, no es cierto que se encuentren fácilmente en una mesa de saldos. Simplemente vasta con recorrerlas para comprobarlo. El segundo desacuerdo es aquel que hace foco en forma despectiva de tratar a la obra de Foucault como si sus postulados fuesen la causa directa de un supuesto desmanejo jurídico/legal/penal de la República Argentina. Cargar las tintas de un modo tan liviano sobre un pensador europeo de los años ´70 responsabilizándolo de la situación argentina 40 años después es, en primer lugar, darle relevancia a un aspecto de su obra que es secundario y segundo quitarle la responsabilidad a todos aquellos que han ejercido la política en este país; tanto a aquellos que promueven el “garantismo” que usted menta, como a aquellos propulsores de la “mano dura” a los que presupongo cercanos a su pensamiento. Internet tiene mucho espacio. No limite su pensamiento a un par de líneas, despliegue su argumentación y encontrará en ella una serie de prejuicios que pueden ser desmontados. No para que el pensamiento divague en un viva la pepa que beneficie a lo más cuestionable de la sociedad sino para que toda idea sea cuestionada hasta sus últimos basamentos. Gracias por su tiempo.

    1. Gracias a usted por su comentario. Debo aclarar que este no es un sitio dedicado a la argumentación filosófica, sino más bien a buscar las razones por las que nuestro país viene marchando hacia atrás desde hace tanto tiempo. Para este sitio, una de esas razones ha sido la adhesión irreflexiva y monocorde a una visión del mundo que en términos muy amplios podríamos describir como progresismo, y que constituye solo una parte de las respuestas que el pensamiento universal ha sugerido para los problemas de nuestro tiempo. En ese sentido, el propósito de este apunte es cuestionar la descripción de “pensamiento esencial contemporáneo” para una selección de títulos ubicada justamente en ese único y parcial bando ideológico. Si se la hubiera llamado “bibloteca esencial de la izquierda contemporánea” no habría sido necesario ese cuestionamiento. Por otra parte, es imposible negar la influencia de Foucault en los postulados jurídicos garantistas o afirmar que sus reflexiones sobre el poder y la justicia son secundarias en el conjunto de su pensamiento. Son centrales, y alimentan a toda una corriente de juristas locales, identificables con nombre y apellido, cuya responsabilidad no se puede ocultar vagamente detrás de “los que han ejercido la política”. Dicho esto, creo que Foucault es un pensador de menor cuantía, encumbrado por el progresismo, y de cuestionables cualidades personales, como mostré en otro apunte: Conociendo a Foucault (y a Cooper).

  3. La posibilidad que Todorov, Foucault y gramsci lleguen a un precio tan bajo me ilusiona y me gusta, la calidad no es la mejor, pero hoy un libro de Foucault no baja de los 200$.
    Que Freire este en una coleccion de pensamiento esencial me llena de alegria, desbarata y remueve la vieja, descascarada, insuficiente y excluyente escuela moderna. Llegar a un precio modico donde mas de uno puede cruzarse hasta por casualidad con ellos me hace alentar la oportunidad que nos dan de leer algo de categoria.
    las rebajas de corrientes se las dejo a gente del espectaculo que piensa que puede escribir un libro y a los Pigna que con sus “mitos” dejan a la historia y la historiografia como un recipiente mas de la novela y ficcion historica.
    Freire es un grande y leerlo siempre hace bien…

    1. Tiene razón. La “vieja, descascarada, insuficiente y excluyente escuela moderna” no le ha enseñado siquiera a poner los acentos y las mayúsculas donde corresponden. No creo, sin embargo, que la siempre grata lectura de Paulo Freire le ayude en ese sentido. Le aconsejaría probar con la gramática de la Real Academia o, si de economizar se trata, con una de esas guías ortográficas que venden en el subte.

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