El opositor conveniente

O bien la ciudad de Buenos Aires está encantada con los ocho años de gobierno del PRO, o bien está harta de doce años de kirchnerismo y expresa ese hartazgo votando a lo que más parece oponérsele. En estas primarias el oficialismo obtuvo en la CABA más votos que los logrados en cualquier elección anterior, y Mauricio Macri pudo recargarse de energía para la batalla en pos de la presidencia de la Nación. Debe el auspicioso panorama que se le abre en este momento a tres mujeres: Cristina Kirchner, cuyos desaciertos son la condición de posibilidad de crecimiento del PRO en una ciudad tradicionalmente centroizquierdista, Elisa Carrió, que trazó la estrategia para todo el espacio opositor y ordenó voluntades con claridad de estadista, y Gabriela Michetti, cuyo desafío aportó interés a la participación del macrismo en las primarias e insufló al partido un saludable airecito de democracia interna. El duelo electoral en la ciudad será ahora entre Horacio Rodríguez Larreta, que obtuvo un 28 por ciento de los votos, y Martín Lousteau, que consiguió un 18 por ciento. No todos los votos que fueron para Michetti se van a quedar dentro del PRO, y las cálidas palabras que Carrió dedicó a la aspirante derrotada seguramente especularon con esa idea. En julio habrán de variar los porcentajes obtenidos por cada espacio, y Lousteau es quien tiene más posibilidades de crecer –tanto el PRO como el kirchnerismo exhibieron sus techos–, pero sería raro que haya sorpresas en la dirección general de las cosas en la capital argentina. El kirchnerismo, a pesar de haber hecho de la interna una colectora, siguió perdiendo respaldo entre los porteños, aunque en el fondo debe estar contento con el resultado: Macri y Rodríguez Larreta ostentan el physique du rôle perfecto como villanos de la derecha, y le facilitan la retórica revolucionaria. El resultado de las primarias porteñas despertó también una jubilosa algarabía –los grandes diarios lo demuestran– en los sectores económicos cuya prosperidad depende de los negocios con el Estado, o protegidos por el Estado, que  ven despejarse el horizonte tras el fracaso del experimento Sergio Massa. La prensa militante elogió el gran triunfo de Macri, y decidió que el ex presidente de Boca se recibió este domingo de líder político. Pero el jefe de gobierno porteño todavía no ha logrado demostrar que su liderazgo trasciende los límites de la capital federal. En efecto, los problemas de Macri empiezan al otro lado de la General Paz, como se vio en Neuquén, donde la elección de gobernador celebrada al mismo tiempo que se votaba en la CABA dejó al PRO en un poco elegante tercer lugar. El interior del país tiene su propia lógica, cada provincia tiene su propia lógica, y los únicos que la conocen bien son los radicales y los peronistas: Neuquén ahora, y antes Mendoza, son la prueba. Córdoba, con el astuto José Manuel de la Sota a la cabeza del peronismo local, es otro desafío complicado. Al igual que la provincia de Buenos Aires, cuyos votos deciden cualquier elección nacional. Aunque lo siga negando, Macri va a terminar ofreciendo a Massa la candidatura a gobernador, pero sólo después de resuelta la elección en la capital. Esa sociedad es indigerible para el electorado porteño, y podría costarle preciosos votos, pero no causa el mismo escozor en el interior del país. ¿Aceptará Carrió que Macri cruce ese límite e incorpore a su espacio a quien ella misma acusó de vinculaciones con el narcotráfico? Su rechazo eventual tendría sin embargo un valor testimonial, y no va a alterar demasiado el comportamiento del electorado. Atrapado por su propia retórica republicana y liberal, Macri se vio conducido a un acuerdo con los radicales cuando sus actos de gobierno lo muestran mucho más cercano al peronismo. Si propone a Carlos Reutemann como compañero de fórmula, estará enviando a la sociedad un mensaje claro sobre dónde está en realidad su corazón. Y si esa señal no hace que los radicales abandonen su mentalidad de organización no gubernamental y se propongan efectivamente conquistar el poder, en octubre la oposición al kirchnerismo será encabezada por Macri, el opositor conveniente.

–Santiago González

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