«El efecto que han tenido estos dos meses de incesante cobertura periodística sobre la población del mundo entero ha sido demoledor. Resumirlo en la palabra pánico tal vez peque de mezquino. Fue algo mucho mayor. Personas sensatas, racionales, fueron ganadas por el miedo más primitivo. Aterradas por cifras de muertos y fotos de ataúdes, renunciaron a todo lo que antes daba sentido a su existencia: la práctica de su fe; su trabajo y sus medios de ingresos; el trato con otros seres humanos, incluso de su familia cercana; sus derechos y obligaciones; el gozo de las libertades más elementales, o la posibilidad, siquiera, de respirar un poco de aire libre, esquivando multas policiales y la delación rencorosa de sus vecinos. No sólo las garantías constitucionales fueron suspendidas en este extraño período de emergencia: también cesó el uso de la razón y se evaporó la última reserva de sentido común que quedaba en los espíritus.» —Jorge Martínez: “Periodismo, pánico y pandemia”, en La Prensa, 10 de mayo de 2020.