La ley de despido

Un manejo político insensato permitió aglutinarse a los peronistas y tiene al gobierno contra las cuerdas

El presidente Mauricio Macri debe vetar la ley de despido, y de inmediato despedir al asesor, o los asesores, que lo metieron en este berenjenal o no impidieron que se metiera él solito si ése fue el caso. Cuando los esclarecidos peronistas comenzaron a agitar la idea de esa ley, esencialmente contraria a los intereses de los trabajadores como lo advirtió hace años su antigua lideresa, Macri pudo haberlos invitado a reflexionar. Si aún así seguían adelante con su intento, pudo haber advertido a la población sobre qué cosa se estaba tramando, en función de cuáles intereses, y con qué riesgos futuros para los trabajadores, y pudo haber colocado de este modo a los opositores en la situación de hacerse cargo de sus acciones y decisiones. Pero no. Prefirió llevarles la contra.

Peronistas tradicionales y renovadores, kirchneristas, camporistas, gremialistas de los más variados andariveles, izquierdistas brotados de carretones perdidos por los caminos de la vida, todos quedaron más contentos que chicos con pelota nueva. Después de haber recibido todos los sopapos imaginables desde la derrota electoral para acá, encontraban por fin un suero capaz de devolverlos a la vida, una banderita capaz de aglutinarlos a todos, una excusa para desempolvar los casetes sobre la defensa de los trabajadores que tuvieron bien guardados durante los últimos doce años. ¡Manifestaciones, paros, declaraciones, invitaciones a los medios, alegría, alegría…, todos unidos triunfaremos…!

Semejante espectáculo estremeció a la opinión pública con el recuerdo de personajes y situaciones más bien olvidables, y le regaló al presidente una nueva posibilidad de arrojar la pelota al campo opositor, advertir a legisladores y legislados, encogerse de hombros y decir como Cisneros: “Hagan ustedes lo que quieran”. Pero no. Prefirió redoblar la apuesta y anunciar su intención de vetar la ley en caso de que el Congreso la aprobara. La algarabía en los cuarteles peronistas, izquierdistas, progresistas, fue ensordecedora: ya lo tenían al presidente amarrado a sus propias palabras. La ley en sí pasa ahora a segundo plano, lo importante es hacerle pagar a Macri el costo político de vetarla, y presentarlo como un despiadado enemigo de los trabajadores.

A los peronistas y a los izquierdistas, alias a los populistas y a los progresistas, los trabajadores les importan en realidad un bledo. Nada dijeron sobre la destrucción de empleo genuino como consecuencia de las extravagantes ideas económicas del kirchnerismo, nada dijeron sobre la propagación del trabajo en negro que ya alcanza al 40 por ciento en la Argentina, nada dicen sobre los 140.000 despedidos que ya hubo durante los últimos cuatro meses, y que en buena medida vuelven abstracto todo el revuelo causado en torno de este proyecto de ley.1 Lo único que les importa es tener una excusa para hablar en nombre de los trabajadores, para estrechar filas, para recuperar iniciativa y protagonismo

Pero esto, que es tan evidente, no parecen advertirlo Macri y sus asesores, empeñados en una batalla absurda que no pueden ganar porque ellos mismos se encargaron de volverla atractiva para sus enemigos, que no tienen nada que perder. A último momento, al gobierno se le ocurrió saltear a los políticos y forzar un acuerdo entre empresarios y sindicalistas, una suerte de tregua que aseguraría 90 días sin despidos. El experimento, planeado y ejecutado a las apuradas para quitarle argumentos a los peronistas cuyo argumento es otro, salió mal: los sindicalistas no participaron, y de los empresarios apenas firmó un puñado, a regañadientes, y ventilando su incomodidad ante los micrófonos de la prensa. Otro traspié para el oficialismo.

Todo lo dicho en contra de la ley de despidos, tanto desde el gobierno como de sectores independientes (y aún desde los viejos discursos de CFK) es válido y atendible. Pero hay un argumento a favor, que no se ha escuchado mucho en estos días, y es el comportamiento irresponsable de la dirigencia empresaria local: de la misma manera irreflexiva con que han aumentado los precios bien podrían lanzarse a una ola de despidos igualmente desaprensiva. Con ellos nunca se sabe.

–Santiago González

  1. Cifra proporcionada por el periodista Daniel Sticco, en Infobae 7-5-2016, citando a la consultora Tendencias Económicas. []

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2 opiniones en “La ley de despido”

  1. No es la primera vez que el gobierno se equivoca en ese aspecto, si tenemos en cuenta el escenario desde el que la ex presidente se despachó frente a sus seguidores. Entiendo que quieren diferenciarse del agobio propagandístico al que nos tenían acostumbrados, pero se quedan cortos. Mirtha Legrand se lo dijo sin vueltas a Rodríguez Larreta: “Lo hacen mal”.

    Lo felicito por el aspecto renovado del sitio, otra pequeña muestra del esfuerzo que realiza día a día por sostener una opinión independiente.

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