La verdad no existe más

En 2015, el biólogo italiano Enzo Pennetta, un agudo crítico de la escena internacional, entrevistó al teniente general Fabio Mini, que había comandado las fuerzas de la OTAN en Kosovo. Al finalizar el diálogo, Pennetta le dijo a Mini: “Es sabido que la primera víctima de la guerra es la verdad, ¿podría darle a nuestros lectores un consejo para defenderse y tratar de distinguir entre realidad y manipulación?”. Y la respuesta del militar fue: “Tenemos dos armas formidables: desconfianza e ironía. La primera sirve para neutralizar el monopolio de la información. Significa buscar continuamente otras fuentes y otros comentarios sin tragarse todas las tonterías oficiales. La segunda tiende a redimensionar incluso lo que pueda tener la apariencia de realidad. Porque la verdad ya no es la víctima de la primera descarga de fusilería; la verdad no existe más.” Un lector de la entrevista cuestionó esta última frase, que emparejó con el “todo es relativo” de quienes prefieren eludir la discusión y el compromiso. Pennetta respondió así a la crítica del lector: “Creo que lo que [Mini] quiso decir fue que el nivel de falsificación de las noticias es tan alto que obliga a ahondar mucho para encontrar la verdad. De hecho nos invita a buscar otras fuentes y comentarios.” Y ofreció este ejemplo, relacionado con la guerra civil en Siria. “Aparece la noticia de que Turquía bombardea al ISIS [grupo terrorista islámico]. El engaño reside en el hecho de que Turquía en realidad bombardea a los kurdos, sus enemigos históricos, con la excusa de bombardear al ISIS. Pero existe un engaño previo: el ISIS fue creado y armado por los Estados Unidos y Arabia Saudí, para combatir a la Siria de Assad. Y a Assad no se lo combate por ser un dictador, sino por ser un dictador no aliado (como lo son en cambio los saudíes). Para encontrar la verdad en la noticia inicial no basta con esclarecer el hecho en sí, sino toda una cadena de informaciones”. El ejemplo de Pennetta es válido, pero, cuando la gran prensa no es más que una fábrica de mentiras, ¿cómo hace el ciudadano común de cualquier parte del mundo, agobiado por sus ocupaciones cotidianas, para formarse una idea siquiera aproximada de lo que ocurre a su alrededor, y que le condiciona la vida sin que él pueda entender cabalmente por qué, ni en qué dirección? En términos prácticos, la dura afirmación del teniente Mini tiene sentido:  la verdad no existe más. –S.G.

(Agradezco al lector Jorge Vizcaíno haberme llamado la atención sobre la entrevista citada.)

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6 opiniones en “La verdad no existe más”

  1. Muy fácil es la respuesta: DESCONFÍA Y ACERTARÁS. Desconfiar de TODO, de lo POLÍTICO, de lo ECONÓMICO, de lo JUDICIAL y, en especial: de lo SANITARIO. Cuando ELLOS dicen que “trabajan” POR NUESTRO PROPIO BIEN hay que leer: están BUSCANDO LA MANERA DE ESTAFARTE y de ENFERMARTE O MATARTE. Lo que más les REDITÚA es ENFERMARTE para que seas un PACIENTE CAUTIVO de sus LABORATORIOS.

  2. Gaucho Malo cae en la trampa y titula “La Verdad no existe más” y habría sido correcto titular: Cómo se manipula y confunde la Verdad.
    Al titularlo así está capciosamente aceptando “la dictadura del relativismo” excelentemente criticada por el Papa Benedicto XVI.
    La Verdad existe, lo difícil es reconocerla dentro de esta catarata de desinformación que el Enemigo utiliza.
    Y, descubriendo la Verdad va a descubrir también quién es el Enemigo.

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