La hombría

“Si por hombría entiendo la identificación trascendente del individuo con el proyecto colectivo, el ejercicio consciente de la libertad, la responsabilidad de la invención, la conciencia de la relación entre el trabajo y el poder, la conciencia del precio trágico del poder, el sentido del juego, la condición de sujeto de la Historia, entonces una casta muy pequeña de hombres y mujeres, algunos con visibilidad pública, otros desde las sombras, la detenta. […] Digamos que la condición femenina, en el sentido más retrógrado del término, es el futuro de todos. Pacientes para soportar sueldos que aumentan en proporción irrisoria en relación con las rentas, flexibles para cambiar de trabajo a medida que nos despiden, calientes para llenar la frustración comprando más autos y más tablets, razonables para aceptar que nunca hay que pedir más de la cuenta. […] Lo real es que no vivimos ni en el viejo patriarcado ni en un paraíso de ciudadanos libres, sino en una red de usuarios definida por la pasividad de todos. […] El consumidor posee todas las características que el viejo sistema patriarcal les atribuía a las mujeres. El paradigma femenino persiste, aunque los actores hayan cambiado, porque ahora incluye también a casi todos los hombres. Usuarios: los que tenemos que elegir entre PC o Mac, progres o liberales, chocolate o frutilla. Entre hacer que la foto de nuestro perro sea pública, solo amigos, amigos seleccionados o solo yo. Las ‘opciones’ de Facebook son un buen resumen de todas nuestras opciones”. –Gonzalo Garcés, Hacete hombre. Historia personal de la masculinidad. Buenos Aires, Marea, 2014

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