«No se puede implantar la igualdad en Europa sin eliminar a los diversos por excelencia: los italianos. Aunque parezca absurdo, toda la historia de Italia, desde los primeros siglos del cristianismo en adelante, atestigua la continuidad de este esfuerzo: destruir la “forma” Italia, la belleza de la forma Italia, la extraordinaria “excepción” de la inteligencia de los italianos, con su primado en todas las artes. Se puede incluso suponer que allí, en esa inagotable capacidad de los italianos para rebelarse por medio del Arte (en el pensamiento creativo italiano la Ciencia está incluída en el Arte) a cualquier forma de sujeción, reside el motivo más profundo, incluso desconocido, del odio que le profesan todos los mandamases, italianos y no italianos. En esto reside efectivamente la grandeza de los italianos: en no haber dejado nunca de pensar, de crear, porque sólo la inteligencia sabe ser libre, cualesquiera sean las coerciones externas. Sabe que la grandeza del hombre reside en el pensamiento, y sabe que siempre hay al menos otro hombre que lo aferra y lo transmite.» –Ida Magli (1925-2016), filósofa y antropóloga, en Omaggio agli italiani. Una storia per tradimenti, 2005.