La Argentina y China

En un artículo publicado en el diario La Nación, el embajador Diego Guelar habla de los siglos y de las potencias que ayudaron a modelarlos. Recuerda así que España selló con su impronta el siglo XVI, Holanda el XVII, Francia el XVIII, Inglaterra el XIX y los Estados Unidos el XX. Según Guelar, China está llamada a configurar el siglo XXI y, a diferencia de sus predecesoras, alcanzó ese privilegio sin avasallar militar, económica o ideológicamente a otros pueblos. La Argentina nació en el siglo XIX, en el marco de la configuración británica, que contribuyó a su independencia y a su crecimiento. Al cabo de un período de luchas civiles, logró organizarse institucionalmente y ordenar su economía con arreglo al modelo británico. No le fue mal, digamos que le fue bastante bien, aunque algunos habrían preferido un mayor grado de autonomía en las decisiones (autonomía que se resignó más por pereza o indolencia que por otros motivos). El siglo XX encontró a la Argentina enfrentada a los Estados Unidos, por una compleja variedad de razones, de las que no estuvo ausente un terco empeño por hacerlo todo con total autonomía. Si el siglo XXI es el siglo de China, tal vez nuestro futuro dependa del tipo de relacionamiento que logremos establecer con la potencia rectora, ni tan dependiente como el que tuvimos con Londres ni tan contradictorio como el que tuvimos con Washington. Los modos chinos parecen más suaves que los británicos y menos avasalladores que los norteamericanos, lo que seguramente significa que son más astutos, y que exigirán mayor astucia de nuestra parte. La decisión de cederles una base soberana en la Patagonia, adoptada por el último gobierno peronista, no pareció un buen comienzo. Cuando se conozcan los resultados de la visita del presidente Mauricio Macri a Beijing sabremos si su administración es consciente de la necesidad de corregir el rumbo.1 –S.G.

  1. Al día siguiente de publicada esta nota, el columnista Carlos Pagni trazó los límites del relacionamiento con China, que según él se asemejarían penosamente a los del tratado Roca-Runciman con Gran Bretaña de 1933. Incluyo el enlace a ese artículo. []

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