«Las elites corruptas tratan siempre de persuadir a la gente de que se someta a su poder a cambio de protección contra fuerzas que son todavía peores. Ése es su juego. Pero llega el momento en que ellos mismos, y el orden que implantaron, se vuelven tan destructivos, tan mentirosos, tan tóxicos, que sus víctimas están dispuestas a apostar a que las alternativas no sean peores, o, por lo menos, deciden darse el gusto de escupir en la cara de quienes no han tenido para ellos otra cosa que menosprecio y condescendencia. No hay una explicación única, unificadora, para el Brexit, o el trumpismo, o el creciente extremismo de diversas franjas a lo largo de occidente, pero esta sensación de irritada impotencia -la imposibilidad de encontrar otra opción más que la de aplastar a los responsables de sus penurias- indudablemente es un factor importante. Como dijo [Vincent] Bevins1, los partidarios de Trump, y del Brexit, y de otros movimientos contra el establishment “están motivados no tanto por la convicción de que esos proyectos van a funcionar, sino por el deseo de mandar a la mierda” a quienes suponen (con muy buenas razones) que los han traicionado. Obviamente, los que son blanco de esta furia contra el establishment -las elites políticas, económicas y periodísticas- están desesperados por librarse de culpa, por demostrar que no tienen responsabilidad en el sufrimiento de esas masas que ahora se niegan a la obediencia y el silencio. El camino más fácil para lograrlo es simplemente demonizar como estúpidos y racistas a quienes tienen escaso poder, riqueza o posibilidades: ocurre lo que ocurre sólo porque ellos son primitivos e ignorantes y rencorosos, no porque tengan agravios legítimos ni porque yo o mis amigos o las instituciones de mi elite hayan hecho algo mal. Como dijo Michael Tracey2 en un tweet: “la reacción de las elites ante el Brexit reproduce su reacción ante Trump: culpar a la amoralidad de la gente común antes que admitir el fracaso de la élite”.» –Glenn Greenwald, Brexit Is Only the Latest Proof of the Insularity and Failure of Western Establishment Institutions, The Intercept, 25-6-2016.