“Después de los años 2001-2002-2003, la gente joven siguió desfilando por Ezeiza. Tal vez con menos desesperación, pero eligiendo serenamente otros países. Otros lugares. Sin explicarnos demasiado los motivos. Se van para trabajar mejor, para ganar un poco más (aunque terminan ganando igual o menos) para conocer el mundo, como si la Argentina no fuera parte del mundo, para caminar tranquilos por la calle sin miedo a los asaltantes armados, para contemplar las maravillas culturales de los museos. cuando han vivido a pocas cuadras del Museo de Arte Decorativo, o el de Luján, o el de Parque Saavedra, o del Teatro Colón y nunca les interesó un pito. Está pasando algo serio que nuestros hijos no se atreven a decirnos. Tal vez, que nos las hemos arreglado para organizar la Nación de la Coima, el Acomodo, el Choreo, el Chisme, el Prejuicio, la Ilegalidad y la Inmoralidad. Tal vez, incluso, la moda ‘Progre’ de los años recientes no ha hecho más que agravar las cosas. Porque nadie nos cree.” –Rolando Hanglin