Enredados

Entiendo que el Ministerio de Modernización esté muy ocupado en cosas más importantes (como, presumo, racionalizar la estructura del Estado), pero alguien debería hacerse un ratito para explicar a los funcionarios del gobierno algunas cuestiones sencillas respecto del uso de Internet, la banda ancha, y las llamadas redes sociales. No sólo en su aspecto técnico, que probablemente ya conocen, sino en sus alcances, modalidades, extensión y –especialmente– su etiqueta. Alguien debería decirle, por ejemplo, al presidente que no puede anunciar su asistencia o inasistencia a un acto público por Twitter, que Twitter se usa para otras cosas; que existe, o debería existir, un vocero presidencial, quien tampoco debería hacer sus anuncios a través de las redes sociales sino utilizando los canales de comunicación formales que el gobierno tiene a disposición y nosotros pagamos con nuestros impuestos. Alguien debería decirle, por ejemplo, al jefe de gabinete, que Facebook no es la plataforma indicada para dar a conocer sus opiniones o pareceres sobre determinadas situaciones políticas, porque también cuenta con canales formales como los ya mencionados. Alguien debería explicarles a todos los funcionarios del gobierno que existiendo un vasto sistema de medios públicos, ciertamente más vasto que lo necesario, no deberían recurrir inicialmente, ni mucho menos únicamente, a las redes sociales para comunicarse con los ciudadanos porque, aunque su experiencia personal o su círculo social les sugieran lo contrario, no todo el mundo tiene un perfil en Facebook, ni todo el mundo tiene una cuenta en Twitter, ni todo el mundo tiene acceso a la banda ancha, ni todo el mundo cuenta con dispositivos para tener acceso. Algunos no lo tienen porque no pueden y otros no lo tienen porque no quieren, y aun en el caso de tenerlos no todo el mundo los consulta asiduamente. La Casa Rosada podría muy bien hacer sus anuncios a través de su página en la red, pero no únicamente ni inicialmente a través de las redes sociales porque las redes sociales no son espacios públicos sino ámbitos cerrados, por más que haya mucha gente adentro. Las redes están bien para las cosas personales, para ventilar opiniones de manera más o menos irresponsable o para abrir una ventana a la intimidad y mostrar a los amigos las fotos de la nena jugando con el perro, pero no para las comunicaciones oficiales, de Estado. No queda bien, es poco serio, poco elegante. Es medio grasa, en realidad.

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