El Turco y el Perro

En sus últimas columnas, Jorge Asís y Horacio Verbitsky intercambiaron tarjetas de visita, en un gesto de reconocimiento mutuo. Y también de solidaridad implícita: los dos han besado la lona varias veces y conocen el significado del término “acostado”; los dos cargan también con su mochila de errores, porque son periodistas, y los periodistas se equivocan. En este mundo que el poder desea sin periodistas, como dijo el Perro, sería tan interesante como improbable verlos coincidir en algún emprendimiento del ramo: podrían intercambiar recuerdos y secretos, disparar algunos saludables cañonazos (para lo cual les sobra resto), y sentarse a esperar la inevitable llegada de Sandra la Trapera (que no es la señora que ustedes piensan sino un personaje de una novela del Turco, que viene al caso). No es necesario, por supuesto, compartir sus simpatías ni sus intenciones para reconocerlos, en sus respectivos estilos, como maestros en las finuras del oficio. Aunque la Universidad de Columbia no se haya dado cuenta. –S.G.

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