Del pesebre al centro comercial

Son cada vez más escasos los signos exteriores que vinculan la celebración de la Navidad con el nacimiento de Cristo

  1. Navidad
  2. Cuándo y dónde nació Cristo
  3. Del pesebre al centro comercial
  4. Una víctima de la globalización
  5. Reyes, magos, y con buena estrella

Nota de archivoOriginalmente publicada con ligeras variantes en el desaparecido sitio en castellano de CNN.

Un viejo gordo vestido de rojo barrió con la Sagrada Familia, los renos espantaron al burro y el buey, y el centro comercial ocupa el lugar del pesebre. Una nueva iconografía se ha apoderado de las celebraciones navideñas, y son cada vez más escasos los signos exteriores que las vinculan con el nacimiento de Cristo.

El fenómeno parece similar a lo que el cristianismo hizo en sus orígenes con antiguas tradiciones paganas de diverso origen a las que dotó de sus propios contenidos religiosos. Pero incluso esas fiestas precristianas, aun abundantes en francachelas, comilonas y desbordes varios, estaban impregnadas de una sacralidad que cuesta encontrar en las costumbres contemporáneas.

El nacimiento de Jesús ya se celebraba, según los testimonios más antiguos, hacia el año 100 de nuestra era, pero en fechas tan dispares como 2 de enero, 28 de marzo, 2 o 19 de abril, 20 de mayo, o 29 de septiembre.

Las iglesias cristianas orientales preferían el 6 de enero, día de la Epifanía. La fecha tenía su propia tradición, relacionada con una festividad solar coincidente con los primeros desbordes del río Nilo. En el año 130, el papa Telésforo resolvió unificar criterios y adoptar esa fecha para toda la grey.

Pero los primeros cristianos de Europa no tomaron el día como propio y continuaron participando de una festividad pagana solar coincidente con el solsticio de invierno, cerca del 25 de diciembre. Era la celebración del Sol Invicto, que renacía tras superar el día más corto del año en el hemisferio boreal. Evocaba además al dios de la luz Mitra, de origen indopersa, cuyo culto floreció en el imperio romano entre los siglos I y II.

Se cree que fue el emperador Constantino quien opuso al Sol Invicto pagano el Sol de Justicia del que habla Malaquías, y adoptó la fecha del 25 de diciembre para la celebración de la Navidad. Absorbía de paso otra festividad romana, el fin de las Saturnalias, que caía el 24 de diciembre, fiestas de la luz y de la fecundidad cuya práctica se remontaba al siglo III antes de Cristo.

Esta capacidad de absorción de tradiciones antiguas por parte del cristianismo se refleja en casi todos los símbolos y prácticas conocidos por nosotros, incluso las que ahora parecen más profanas. Veamos:

Intercambio de regalos, alegría, comilonas y desenfreno.
Provienen de costumbres precristianas europeas, relacionadas con las fiestas Saturnalias y las dedicadas al dios solar Mitra.

Encendido de leños y decoración con ramas verdes.
Arraiga en antiguas tradiciones invernales germanas. El encendido de leños, por lo general de roble, era un a suerte de invocación a la luz, ayudaba al Sol a recuperar sus fuerzas.

Árbol.
Otro antiguo símbolo sagrado europeo, fuerza generadora, puente que une la tierra con el cielo. Fue el centro de numerosos misterios (representaciones teatrales) medievales germanos, como el árbol del paraíso mencionado en el Génesis. La costumbre de decorarlo con adornos luminosos se atribuye al reformista Martín Lutero, quien habría tenido un árbol con velas que encendía en Navidad.

Pesebre.
La representación del Nacimiento con muñecos como parte de la celebración se atribuye a San Francisco de Asís, en el siglo XII. Además de María, José y el Niño, las figuras clásicas incluyen a los pastores de la región, los tres Reyes Magos llegados en adoración, y el asno y el buey, símbolos orientales del mundo inferior y superior.

Santa Claus.
Inspirado en la figura de San Nicolás, un santo de dudosa existencia pero vastamente reverenciado en Europa, que según la tradición recorría las casas el 6 de diciembre llevando regalos a los niños, como anticipo del regalo que representaba la inminente llegada del Niño Jesús.

Envío de tarjetas.
Una costumbre que se inicia en Gran Bretaña en la década de 1840, poco tiempo después de entrar en funcionamiento el correo público. Unos treinta años después ya se la encuentra en los Estados Unidos, y desde entonces comienza a extenderse por todo el mundo.

–Santiago González

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