Autismo y desaprensión

El conflicto que ha mantenido paralizada la red de subterráneos de Buenos Aires durante prácticamente una semana dejó a la vista de los ciudadanos el comportamiento autista y desaprensivo de dirigentes designados para administrar los asuntos comunes o representar los intereses particulares. En vez de hacer el trabajo por el que se les paga, estos dirigentes sólo se sirven a sí mismos, viven pendientes de sus jueguitos de poder, y no le asignan la menor importancia a las penurias que sus maniobras causan al público. Los diarios dicen que se trata del paro de subterráneos más largo de la historia. También se trata de una más en la secuencia de burlas escandalosas a las que los ciudadanos se someten mansamente. El gobierno nacional, el gobierno de la ciudad, y los sindicalistas se han trabado en un tira y afloja que tiene en rehén a los habitantes del área metropolitana. En ese juego infame cada uno tiene sus responsabilidades. Es claro que el kirchnerismo se ha embarcado en una campaña tendiente a desprestigiar al jefe de gobierno porteño Mauricio Macri y dinamitar la economía de la ciudad, sin importarle un comino la suerte de sus habitantes, como se ve en los casos de la seguridad urbana, de los depósitos judiciales, y del subte. Es claro que el trotskismo ha decidido hacer el juego al kirchnerismo inventando un conflicto salvaje para el que no existe en este momento la menor justificación. Y es claro que el macrismo ha demostrado en este asunto una torpeza increíble, que arrancó a comienzos de año con la firma del acta de traspaso sin medir las consecuencias que iba a generar ese acto ni prever que el gobierno nacional iba a explotarlo a su favor sin miramiento alguno. Esa torpeza se multiplicó luego al no haber sabido imaginar una salida creativa del embrollo en que se había metido, una salida que dejara al gobierno nacional sin argumentos, y le diera al gobierno de la ciudad la oportunidad de exhibir ante los ciudadanos un comportamiento diferente. Se dijo por ejemplo en estos días que Macri estaba dispuesto a hacerse cargo del subte y elevar la tarifa a cuatro pesos, cifra todavía por debajo del costo del pasaje en cualquier lugar del mundo donde no se encuentre subsidiado. Macri podría haber tomado esa medida, explicar a la gente qué significa gobernar, y de paso hacer docencia sobre cómo funciona la economía. Pero según se dijo también, sus asesores se opusieron pensando en las repercusiones electorales. Macri podría tomar ejemplo de otros asfixiados económicamente por la Casa Rosada: el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, a quien no le tembló la mano para proponer una impopular reforma previsional para los estatales, o el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien no dudó en cerrar la sangría del escandaloso ausentismo docente en su provincia, aun al precio de la renuncia de su ministra de educación. Cuando llega la hora de la verdad, gobernar exige hacerse cargo de los costos. Del gobierno nacional ya se sabe lo que se puede esperar, de Macri, Scioli o De la Sota se espera más porque ellos aspiran a hacerse cargo del gobierno nacional.

–S.G.

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