La Vidal te da sorpresas

Al comentar los asuntos públicos es inevitable cometer errores. A veces falta una pieza de información clave, a veces la ponderación de los datos resulta inadecuada, a veces sucede lo inesperado porque la política es un quehacer humano, y los hombres no siempre se comportan de manera previsible. Reconocer los errores es siempre una obligación del comentarista para con sus lectores, y casi siempre –pero no siempre– supone un trago amargo: hay veces en que uno se alegra de haberse equivocado. Ésta es una de ellas. Cuando Mauricio Macri postuló a María Eugenia Vidal para la gobernación bonaerense, este sitio escribió que nadie podía tomar en serio esa candidatura. En el trasfondo de esa afirmación estaban el escaso conocimiento de su figura en la mayor provincia argentina, y además su condición femenina: nunca hubo una mujer en la Casa de Gobierno de ese estado, donde la actividad política ha sido mayormente cosa de hombres, fueran doctores de comité, caudillos suburbanos, punteros o barras bravas, si nos olvidamos de Hilda Duhalde y sus graciosas manzaneras. Joven, escasamente fogueada, virtualmente desconocida, Vidal parecía un comodín puesto allí para ser negociado en algún arreglo con otras fuerzas políticas, probablemente el massismo. Pero llegó el día de la elección y allí estaban su nombre y su sonrisa en la boleta del PRO. Y ocurrió lo inesperado: un treinta por ciento de los bonaerenses le dieron su respaldo, más que a su mentor Macri. Es decir que hubo corte de boleta en favor de Mariu, como se la conoce en su partido. ¿Quiere decir esto que los votantes desean que el PRO les administre la provincia, presumiblemente tal como lo hace en la capital federal, pero no están seguros de que pueda administrar el país? No deja de ser extraño. –S.G.

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