Derrota a la Argentina

La selección nacional de fútbol refleja mejor que ninguna otra cosa el desconcierto de la sociedad argentina, su falta de orden, de estrategia, de propósito.

En este momento, la selección nacional de fútbol refleja mejor que ninguna otra cosa el desconcierto de la sociedad argentina. Una sociedad pródiga en brillantes individualidades, cuyo talento se opaca y desperdicia en la incapacidad para funcionar como conjunto. Desconcierto significa justamente eso: falta de orden, de estrategia, de propósito.

Cuando una orquesta de destacados y reconocidos solistas falla en la ejecución, las miradas se dirigen inevitablemente hacia el conductor, el que tiene la batuta. Y aquí nos encontramos con el problema de siempre, en todos los órdenes: el que dirige no es el que debe ser. Tenemos un problema trágico en el mecanismo de promoción de liderazgos.

Una y otra vez la realidad nos dice que no basta con la inspiración repentina, la genialidad ocurrente, el esfuerzo de voluntad ejercido al extremo, si no están acompañados por el trabajo serio y sostenido, la serena inteligencia, el estudio y la capacidad. Y una y otra vez tropezamos con la misma piedra. En Sudáfrica, la Argentina cayó en su ley. Continuar leyendo “Derrota a la Argentina”

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Hacerse cargo

La reacción de Diego Maradona contra los periodistas luego del partido con Uruguay repite la línea de pensamiento del gobierno, que cree que la gente se forma su juicio sobre las cosas según lo que lee en los medios y no según lo que ve.

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El ejercicio de cualquier actividad social supone un riesgo: afrontar el juicio de los demás. El docente que se planta frente a su clase, el cirujano que empuña el bisturí, el músico que pulsa su instrumento, el periodista que escribe una nota, el carpintero que pule una mesa, saben que en ese acto se pone en juego su arte.

La respuesta llegará en forma de aplauso o abucheo, y hacerse cargo de esa respuesta, a veces injusta, forma parte del oficio.

Dirigir la selección nacional de fútbol es una actividad social, sobre la que se ciernen múltiples miradas dado el atractivo que ese deporte tiene entre el público. Como en el caso de una orquesta, esas miradas pueden detenerse en algunos de los ejecutantes, pero se centran sobre todo en el director, en el que tiene la batuta. Continuar leyendo “Hacerse cargo”

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