Reunidos

Los 44 están nuevamente con nosotros, y nosotros con ellos. Aunque ya habíamos aceptado su destino, el enigma que lo rodeaba mantenía abierta una herida que ahora comenzará a sanar. La silueta del submarino ARA San Juan, que llevábamos grabada en la memoria, se hizo visible por fin reposando en el lecho oceánico. Quedan por delante la recuperación de la nave, que seguramente no habrá de ser tarea sencilla, la determinación de las causas de su naufragio, y el deslinde de responsabilidades. Pero algo puede decirse sobre lo ocurrido desde que se produjo el accidente hasta hoy. En pocas palabras, puede decirse que el gobierno argentino reaccionó emocionalmente mal, pero técnicamente bien. No supo contener a los familiares, no supo hablarle al país, no encontró las palabras para describir el amor a la patria ni el espíritu de sacrificio por el bien común, asuntos éstos que le resultan completamente extraños como lo ha demostrado en otras instancias de sus tres años de gestión. Pero se comprometió con la búsqueda, que parecía una empresa imposible, tomó decisiones acertadas cuando la solidaridad generosa de otras armadas se agotó, y presionó a la empresa contratada para que continuara la pesquisa cuando ésta pareció querer abandonarla con diversos pretextos. El informe que una comisión investigadora ad honorem creada por el Ministerio de Defensa produjo en abril, parece hoy, a la luz del hallazgo, bastante acertado en sus conclusiones. El sacrificio de los 44 submarinistas, sin embargo, no debería añadir a nuestra historia otra de esas páginas empapadas de lágrimas de cocodrilo a las que los argentinos somos tan afectos. Nosotros, sus compatriotas, estamos obligados a rendirles homenaje prestando atención de una buena vez a la urgente cuestión de la defensa nacional, de los hombres que la sostienen, y de los instrumentos y equipos que necesitan para cumplir su misión. La defensa nacional es la primera condición de la existencia de una nación, anterior a cualquier otra, y organizadora de todo el resto. –S.G.

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1 opinión en “Reunidos”

  1. Muy buena y sentida nota.
    Es una cultura instalada de negación del riesgo y de atar con alambre instrumentos y equipos que no sé de dónde viene pero que hay que erradicar, como con LAPA y volar que no va a pasar nada independientemente de los checklists, de recordar un muchacho candidato a piloto en aviación comercial que me decía no entendía que no se cayeran muchos pero muchos más aviones por falta de mantenimiento en aeródromos, la historia del TC-48 que parecía no estaba en condiciones para volar, ni que hablar Malvinas a nivel logístico y haber comprendido con sangre que lo táctico no puede resolver lo estratégico (comprendido?), con los trenes hasta la tragedia de Once, choferes que no duermen lo necesario en alta temporada, puentes que se caen a poco de ser inaugurados, countries o campos de polo que se cuelgan a la luz, o mala praxis financiera que sólo le importa el hoy y que hasta que no “se funde biela” se sigue y se sigue…
    Calidad Total, Seguridad e Higiene, Mantenimiento Preventivo, Gestión del Riesgo (Estratégico y Operacional) son todas prácticas innegociables, menos el Filicidio como establecía Rascovsky. Mucho por desarrollar en vez de vivir o sustentarse de la distractiva urgencia y coyuntura que todo lo justifica o de que somos machos y nos la bancamos sin asignación de recursos y presupuesto, o porque “hay que poner el hombro” (como el sciolismo en cada una de sus declaraciones), o que quien hace un llamado de atención es un pelotudo.
    Gente no nos falta, los conozco, desde Ingenieros electrónicos o civiles hasta multinacionales como planta Du Pont en Berazategui que son gente especialmente preparada y podrían instruir muchísimo a tantos, o del fuerte rol de un Socio de Riesgo en una Big4 que si considera en su análisis riesgoso un negocio y dice NO es NO por más que lloren y pataleen los que quieran cerrar el acuerdo, etc.

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