Menos libres, más indefensos

La Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene por finalidad principalísima decidir sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de las leyes que aprueba el Congreso. La Corte actual falló a favor de la llamada ley de medios, que viola por lo menos un artículo de la Constitución (afecta el derecho de propiedad al obligar a vender licencias legalmente obtenidas y todavía vigentes) y legisla sobre cosas que no son legislables (el uso del cable no puede estar sujeto a restricciones porque no ocupa un espacio finito como es el espectro radioeléctrico). La cuestión de la ley de medios es en la superficie apenas un pleito entre familias mafiosas (los Kirchner contra los Magnetto y sus aliados de siempre, los Mitre-Saguier, cuyas andanzas se remontan a la constitución de Papel Prensa, sin que esto tenga que ver con los Graiver, a su vez otra familia mafiosa), y en esos términos no debería desvelar a nadie: cuanto más se desgasten las mafias peleando entre sí, mejor para los ciudadanos decentes. En cambio, en lo profundo, pone en juego dos cosas que sí deberían preocupar a los ciudadanos. La primera, lo que implica la ley de medios en tanto intromisión escandalosa del estado en la libertad de expresión con su caprichoso, arbitrario, reparto de frecuencias, señales, áreas geográficas y otros absurdos. Esto debe preocupar porque una vez que el estado empieza a decidir sobre quién puede hablar y quién no, nadie está seguro de cuáles habrán de ser sus límites. La segunda, lo que implica el fallo respecto del tribunal que lo emitió. Cuando la Corte Suprema pronuncia un dictamen que responde menos a principios jurídicos que a transacciones políticas, todo el Poder Judicial queda debilitado desde sus mismas raíces, y con ello se acrecienta la indefensión del ciudadano. La división de poderes está en los fundamentos del sistema republicano, pero el kirchnerismo ha hecho escarnio del Poder Legislativo y ahora, incluso en su agonía, ha encontrado vaya a saber uno cómo la manera de poner a su servicio el Poder Judicial. A partir de hoy todos somos menos libres frente al estado, estamos más indefensos frente a sus arbitrariedades.

–Santiago González

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