¿Maradoo…? ¡Maradoo…!

Diego Maradona, entre otros talentos que lo asistían, era sumamente perspicaz para captar las realidades detrás de las máscaras, y ponerlas en evidencia con ingeniosa ironía. Algunos ejemplos: “Pensé que venía Berlusconi y me encontré con el cartonero Báez” (sobre Macri presidente de Boca), “Si a Sampaoli le tirás la pelota, te la devuelve con la mano” (sobre un director técnico de la selección), “Bilardo es como Berisso: está detrás de La Plata” (sobre otro director técnico), “El juez Bernasconi es muy rápido: es capaz de meterle un supositorio a una liebre” (sobre el magistrado de un caso que involucraba a su amigo Guillermo Coppola).

Me imagino lo que se habrá divertido el día de su muerte al ver desde el cielo a los progresistas con OSDE buscando atropelladamente un gurú que les dijera cuál era el lugar políticamente correcto para colocarse frente a su persona. Finalmente parece que hubo consenso entre la intelligentzia en torno de una solución salomónica: “Diego sí, Maradona no”. Los progresistas resolvieron apropiarse del luminoso Diego y sus hazañas, que ellos pueden describir elegantemente con referencias a Homero y los dioses del Olimpo, y regalarle el turbio Maradona a los peronistas, que se supone tienen más experiencia en eso de lidiar con pibes del conurbano que se drogan y andan regando el mundo de hijos no reconocidos.

Que la cosa no era tan simple ni tan fácil lo comprobó por las malas el gobierno progresista de Alberto Fernández, cuyo intento de apropiarse del cadáver le salió para el demonio al poner en evidencia la torpeza de su maniobra manipuladora, y su desprecio esencial tanto por el deportista fallecido como por los que lloraban su partida. Éstos, como aficionados al fútbol y como argentinos, podían medir desde el fondo de su corazón la dimensión de la pérdida. La torpeza y el desprecio de los progresistas manipuladores les tenían reservados palos y gases.

“El Poder Ejecutivo. El brazo administrativo del estado. El grupo de personas que son nombradas y que cobran el sueldo para organizar todos los aspectos de nuestra vida: salud, educación, seguridad. Esa misma gente, no pudo organizar un velorio. Y no sólo porque terminó en un previsible descontrol. No. Sino porque no hubo emoción, empatía, oportunidad de catarsis, amor, creatividad”, escribió la articulista Hyspasia en el sitio RestaurAR. “Diego Armando Maradona y todos aquellos que lo querían despedir se merecían otra cosa. No ser reprimidos por un gobierno socialdemócrata que desprecia, teme y odia al pueblo.”

El ex secretario de comercio Guillermo Moreno, desde una perspectiva rigurosamente peronista, describió lo ocurrido en el frustrado funeral de la Casa Rosada en términos bastante similares: “El peronismo es orden, el peronismo es autoridad, el peronismo es amor, ¿donde viste eso ayer?” -le dijo a su interlocutor Chiche Gelblung en una entrevista por Crónica TV. “Lo de ayer fue un acto progresista, el armado, todo. ¿Dónde estaban los nuestros repartiendo mate cocido? ¿Dónde estaban repartiendo agua? ¿Donde estaban los baños quimicos? El pueblo se da cuenta cuando hay amor del otro lado.”

Desde la muerte del jugador, “maradonólogos” profesionales y aficionados, locales y extranjeros, han derramado ríos de palabras en busca de la fórmula políticamente correcta que permita describir al ídolo sin mengua para el catecismo del progresismo global, y con beneficio para los ingresos publicitarios, los clicks y las tiradas. “Tampoco muerto encontraría paz”, dijo alguna vez Maradona, premonitoriamente. “Me utilizan en vida, y encontrarán el momento de hacerlo estando muerto”.

Todos esos esfuerzos intelectuales parecieron sin embargo quedarse cortos, todas las bellas palabras terminaron por sonar vacuas, todas las elegías resultaron bastante inútiles cuando ha sido el propio Maradona el que ofreció las más precisas y más concisas definiciones de sí mismo. “Sólo les pido que me dejen vivir mi propia vida. Yo nunca quise ser un ejemplo”, reclamó una vez. “Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente, y con eso me basta y me sobra”. Nada que agregar. -S.G.

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