Un magnicidio sin respuesta

La juez Sandra Arroyo Salgado afirmó taxativamente que su ex marido, el fiscal Alberto Nisman, no se suicidó sino que fue asesinado, y sugirió que hubo maniobras en el curso de la instrucción o anteriores para que ese asesinato pareciera suicidio. “El suicidio que se pretende comprobar no podrá ser comprobado porque Alberto Nisman no se suicidó, sino que lo mataron”, dijo al presentar los resultados del peritaje de la querella. Las conclusiones más llamativas de esas pericias fueron: que no existió espasmo cadavérico (o sea que su dedo no pudo haber quedado crispado en la posición de apretar el gatillo), que la posición en que fue encontrado el cuerpo no fue la final (o sea que se lo movió después de muerto) y que el momento de la muerte podía ubicarse unas 36 horas antes de iniciada la autopsia (o sea en los alrededores de la medianoche del sábado al domingo). Esas tres conclusiones contradicen las versiones oficiales conocidas hasta ahora y, dada la calidad de los peritos de la querella, ponen seriamente en tela de juicio la actuación de las fuerzas de seguridad que intervinieron en el episodio, de la fiscal Viviana Fein, y de los peritos que realizaron la autopsia. Arroyo Salgado cuestionó a la fiscalía por no haber citado a los peritos de parte cuando se efectuó la autopsia. “La falta de un perito de partes derivó en conclusiones parciales, precipitadas o equívocas que contribuyeron a la impunidad del culpable”, dijo la juez. La fiscal Fein respondió que la solicitud en ese sentido de parte de la familia de Nisman llegó cuando la autopsia ya había finalizado. “La muerte de Nisman es un magnicidio que merece la respuesta de todas las instituciones de la República”, afirmó Arroyo Salgado.1.La conferencia de prensa de la ex esposa del fiscal significó un nuevo revés mediático para el gobierno de Cristina Kirchner, hasta ahora incapaz de brindar la respuesta institucional que se le reclama. Consciente de que la denuncia presentada por Nisman antes de morir lo coloca automáticamente en el lugar del culpable, y manifiestamente impotente para esclarecer el hecho, o desprovisto de la voluntad de hacerlo, el oficialismo insiste en la perversa idea de remitir la culpabilidad a la víctima. Parece no darse cuenta de que su verdadero enemigo no fue Nisman, pese a la dura denuncia que había presentado contra la presidente, sino los que mataron a Nisman. Nisman está muerto. Los que ordenaron su muerte, no.

–Santiago González

  1. La fiscal Fein reconoció la disparidad de las conclusiones forenses: “Nunca he visto a lo largo de mi actuación de 16 años tanta disimilitud en criterio médico, como el tema de la data de la muerte o la rigidez cadavérica”, dijo, y citó a los profesionales de la querella “para zanjar diferencias”. Fuentes de la causa citadas por el diario La Nación dijeron que Arroyo Salgado pidió suspender las pericias sobre los teléfonos celulares y computadoras de su ex marido luego de que éstas revelaran que Nisman había usado su computadora y leído su correo electrónico unas ocho horas después de la establecida por los expertos de la querella como momento probable de la muerte. Invocando razones de privacidad, Arroyo Salgado reclamó que no se hicieran más pericias sobre esos aparatos y que simplemente se descargara su contenido y se lo pusiera exclusivamente a consideración de la juez interviniente, Fabiana Palmaghini. La juez aceptó esa extraña solicitud, contradictoria con las demandas de su propia autora, y las pericias no se realizarán. “No es la forma más correcta o más ortodoxa”, se quejó Fein. Aunque durante su conferencia de prensa Arroyo Salgado dijo en presencia de sus peritos que Nisman había sido asesinado, evitó hacer referencia al tramo de la pericia que describía la mecánica del crimen, según reveló el diario Clarín. [Actualización del 7-3-2015] []

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