La marcha de los diez mil (millones)

La Argentina, nos enteramos esta semana, ha incorporado a la historia su propia anábasis. Anábasis quiere decir en griego “marcha hacia el interior” y es el título de un libro en el que Jenofonte relata la expedición de Ciro el Joven contra su hermano Artajerjes, el rey de Persia. Diez mil griegos participaron de esa campaña, entre ellos el propio Jenofonte.

Pero en la Argentina, ay, hace mucho que no nos ocupa la heroica sino la crematística y nuestra marcha hacia el interior no se refiere a diez mil bizarros combatientes sino a los diez mil millones de dólares negros alegadamente acumulados por Néstor Kirchner y que marcharon silenciosamente desde Buenos Aires hasta unas oscuras arcas en Santa Cruz.

La marcha de los diez mil (nombre con el que también se conoce en castellano el libro de Jenofonte) fue denunciada por Elisa Carrió dos veces, el domingo y el lunes, en sendos reportajes, y 48 horas después no había merecido ni titulares de importancia en los diarios ni una respuesta de los herederos del ex presidente ni de sus voceros habituales.

Para algunos, la falta de reacción oficial ante el alegato responde a la conveniente estrategia de dejar a Carrió “hablando sola”, mientras por otras vías se dinamita la credibilidad de la candidata presidencial por la Coalición Cívica con el reiterado recurso de tildarla de loca, agorera, alucinada, inestable, etc.

Pero otros señalan que el oficialismo no encuentra la manera de refutarla. En otras circunstancias, un Aníbal Fernández habría dicho, por ejemplo: “La doctora Carrió hace acusaciones mediáticas porque está en campaña, pero cuando uno conoce hechos tan graves como los que ella denuncia, lo que debe hacer es ir a la justicia”.

El problema para el oficialismo es que Elisa Carrió ya fue a la justicia, y no ahora, sino en el 2008, cuando denunció a Néstor Kirchner como jefe de una asociación ilícita, en la que involucró a una larga serie de funcionarios y empresarios que habrían actuado como recaudadores de coimas y testaferros de las inversiones del mandatario desaparecido.

Lo nuevo que aportaron las declaraciones de Carrió por televisión ante los periodistas Luis Majul, el domingo, y Joaquín Morales Solá, el lunes, fue la cuantificación de la fortuna acumulada por su principal acusado, y la distinción que planteó entre Néstor y Cristina Kirchner.

“Él era jefe de una asociación ilícita, y ella no”, sostuvo la diputada. “Ella es heredera de esa asociación ilícita. Vamos a ver qué hace, si devuelve los diez mil millones de dólares que acopió el jefe de la asociación ilícita”. Y agregó: “Este es el problema que tiene la familia. Es un problema de ellos, que tienen que resolver ellos”.

Versiones periodísticas publicadas en las últimas semanas indicaban la intención de la presidente de sanear las prácticas de gobierno en un eventual segundo mandato, y de proceder a una “renovación ética” de la gestión, que debería ir acompañada de una renovación estética y una renovación generacional.

Carrió no pareció dispuesta a dejarse convencer por esos rumores de buenos propósitos. “Tendría que devolver los diez mil millones de dólares que robó su marido, y que los tiene ella”, insistió, implacable. “Entonces ese día vamos a creer que lucha contra la corrupción”.

Según la diputada, la impresionante cifra de diez mil millones que ahora publicita surge de una estimación “de todos los negocios, de todos los repartos. Sabemos todos los porcentajes, las obras… Cuando uno cuenta obra por obra y las ganancias de las empresas que son testaferro (sic), estamos en ese número”, sostuvo.

Cuando Carrió presentó su denuncia ante la justicia en el 2008 involucró también en ella al ministro de planificación Julio de Vido, y al procesado ex secretario de transporte Ricardo Jaime. “Kirchner recibía bolsas de dinero de todos lados, todos los días. Jaime iba con la bolsa de dinero”, recordó la candidata opositora esta semana.

En aquella presentación había pedido también que se investigara al ex controlador de autopistas Claudio Uberti, el que estuvo involucrado en el caso de la valija de dólares que traía desde Venezuela Guido Antonini Wilson, y a los empresarios santacruceños Rudy Ulloa Igor, Cristóbal López y Lázaro Báez, presuntos testaferros del ex presidente.

“No creo en la Justicia argentina, pero creo en el imperio de la prueba y en mantener viva la causa. Lo peor que nos podría pasar es que algún día alguien se quiera ir del país y no tenga una causa abierta después de haberse robado todo”, había dicho Carrió al hacer su presentación judicial.

La causa recayó por sorteo en el juez Julián Ercolini, el mismo que en el 2004 había sobreseído a Kirchner tras una denuncia por presunto enriquecimiento ilícito. La causa sigue abierta, y Carrió y otros dirigentes que la acompañaron en esas presentaciones la ampliaron en el 2010 para incluir a otros acusados, como la firma Electroingeniería.

La investigación y denuncia de presuntas prácticas corruptas en el gobierno de Néstor Kirchner no es patrimonio exclusivo de Carrió. Ella misma ha reconocido que los datos aportados en varios reportajes por los periodistas Jorge Lanata y Romina Manguel le ayudaron a encaminar su propia pesquisa.

Luis Majul acercó otros elementos en su libro El dueño, sobre Néstor Kirchner, y también lo hizo el escritor Jorge Asís en su Marroquinería política y en las notas de su sitio en Internet. En una de ellas, Asís habla del Fort Knox que Kirchner amasaba en Santa Cruz, y en otra, cita la reciente, desconcertada, exclamación de Cristina: “¡Para qué acumular tanto!”

Anábasis, dijimos, es la marcha desde la costa hacia el interior. Los griegos tenían otra palabra, katábasis, para describir la marcha desde el interior hacia la costa. ¿Veremos algún día la katábasis de los diez mil (millones)? Majul preguntó: ¿cómo se hace para devolver diez mil millones? Es el problema de ellos, repuso Carrió. ¿Lo es?

–Santiago González

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4 opiniones en “La marcha de los diez mil (millones)”

  1. El problema es que Carrió, Majul y Jorge Asís, como también Morales Solá carecen de credibilidad.
    No veo sino MAFIAS ORGANIZADAS S.A.

    abel

    1. La desacreditación en masa y sin fundamentos que usted plantea sugiere una intención de matar al mensajero, antes que escuchar el mensaje. En todo caso, debe reconocerse que Carrió sometió su credibilidad a la consideración de un juez, y que los periodistas someten día a día su credibilidad a la consideración de quienes los siguen. Coincido con usted en que a la vista, con una o dos excepciones, no hay sino mafias organizadas. Gracias por su comentario.

  2. Y bueno, qué nos sorprende… de acá a algunos años nadie los habrá votado a los Kirchner y todos podrán argumentos para zafar de la vergüenza.

    Con respecto a Carrió, creo que es la única candidata de peso (cuac) y que puede hacerle frente al Kirchnerismo S.A.

    Saludos!

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