«El ideólogo es uno de los tipos humanos más temibles que puedan existir, porque se convierte inconscientemente en el esclavo de una parte fosilizada de sí mismo, y esta esclavitud tiende inevitablemente a exteriorizarse en tiranía. El pensador, por el contrario, está constantemente en guardia contra esta alienación, contra esta posible petrificación de su pensamiento; permanece en un perpetuo estado de creatividad, todo su pensamiento está siempre y en todo momento puesto nuevamente en cuestión.» –Gabriel Marcel: Esbozo de una fenomenología del tener (1933)
Quizás esté quedando fuera de estas consideraciones, el pensador como hombre de fe. Para él, sin abandonar la razón, existe un Dios creador, un sentido de la vida,un orden natural.
Está dotado de un alma espiritual e inmortal, de inteligencia y de libre voluntad y llamado, con su alma y su cuerpo, a la felicidad eterna.
La razón y la libertad distinguen al hombre en su dignidad de hijos de Dios.
En este marco, el pensamiento nos hace valorar y anhelar toda la Creación. Por tal motivo pensar no es construir, no es relativizar, es buscar el Bien y la Verdad.
Es verdad y las dos ramas existen en Argentina. Me parece que el pensador está mucho más cerca de la filosofía o, al menos, de disciplinas que le permitan estar en guardia contra el pensamiento de portland.
¡Exacto! El ideólogo adoctrina, coacciona y no debate, guiado por su pensamiento único, y el pensador ayuyda a pensar, conjetura y debate, guiado por su afán de encontrar ideas alternativas.