Gorilismo y periodismo crítico

«Un amigo cercano me decía que trataba de no escuchar ciertos programas ni leer a ciertos columnistas anti K porque, aun siendo él crítico de este gobierno, temía que lo convirtiera en kirchnerista la increíble previsibilidad de un periodismo crítico donde sólo los K son monstruosos. El verdadero periodismo crítico no critica a personas o grupos, sino sus acciones. Es un periodismo diferente de aquel que sólo se dedica a criticar a personas y grupos, y pone su mira siempre sobre los mismos. El periodismo que critica las acciones de los sujetos noticiosos que cree incorrectas lo hace sin importarle si son afines o no ideológicamente. En síntesis: no hay buenos ni malos, sino acciones buenas o malas. Sean K o anti K. Así como al paladar o al hígado se los prepara para ciertos gustos como el picante o el alcohol, y cada vez piden una dosis mayor, también el gusto de las audiencias se cultiva desde los medios. Y una audiencia cebada, como en el circo romano, pide cada vez más espectacularidad para mantener su atención. Basta escuchar los comentarios de los oyentes para comprender que es gente aturdida por una mirada unilateral que tiene poco de crítica fundamentada. Su combustible es la animosidad emocional del “ellos o nosotros”, como si fuera un partido de fútbol. Al kirchnerismo, más que una ideología lo caracteriza un tono, el tono marcial de la beligerancia. Responderle con igual tono es darle el triunfo antes de discutir argumentos, porque su diferencia, más que en los argumentos, reside en ese tono que le es propio.» –Jorge Fontevecchia, en Perfil, 5 de julio de 2015

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