“Los tan mentados fines de ciclo resuelven poco o nada: no podemos mejorar sólo a fuerza de contradecir los defectos más salientes de lo último que padecimos. Tampoco poniendo, como sociedad, las culpas siempre afuera en una clara actitud adolescente. Si pretendemos soluciones adultas debemos actuar con madurez. Tenemos que hacernos responsables de nuestros actos, ser capaces de ver en las falencias de los otros también las propias, y reconocer que los grandes cambios requieren trabajo, constancia y paciencia. Desarrollarse es un poco como ver a los hijos crecer: ocurre todo el tiempo pero sólo nos damos cuenta cuando somos capaces de mirar a la distancia. Ojalá un día podamos decir con asombro y orgullo: ¡cómo cambió el país en los últimos veinte años!” –Martín Lousteau