Mayra Jiménez vio con disgusto cómo una mujer de las que reciben asistencia social decía muy ufana por televisión que cobraba un plan por quedarse en su casa. Mayra, que cobra un plan Potenciar y una asignación por hijo, se dijo: “Esa persona no me representa”. Tuvo la oportunidad de hablar también ella por televisión, y explicó que para cobrar ese plan cumple un horario de trabajo durante el cual algunos días barre calles y plazas, y otros atiende un comedor comunitario. Por las noches, junto con su pareja, salen a cartonear por el barrio, y así completan lo necesario para atender a las necesidades de su familia, que incluye un hijo de ambos, de tres años, y la hermana de Mayra, que tiene 16. A lo largo del diálogo que mantuvo con el periodista Pablo Duggan, lo que Mayra quiso decir, el punto central de su argumentación, apuntó a defender su dignidad personal frente a lo que considera como una mirada prejuiciosa del resto de la sociedad sobre los que reciben planes sociales. “Si yo no salgo a cartonear no llego al mes, no llego a veces al día. ¿De qué me sirve a mí que me paguen 22.000 pesos, si la inflación subió y hoy día para comer un guiso, así, a lo humilde, se me van 1.500/2.000 pesos para solamente la comida del mediodía?”, preguntó. “En vez de decir ‘Nosotros mantenemos vagos’, salí a caminar y fijate dónde están los vagos. Porque yo no me siento vaga, no me siento una persona vaga que el estado me mantiene, porque no es así. Me da una ayuda, sí, y lo reagradezco porque sin esa ayuda se me complicaría peor todo. Pero…” En el curso de la entrevista surgió algo que Mayra tal vez no pensaba decir, pero que irrumpió emocionalmente cuando el periodista le preguntó cuáles eran sus sueños. Sorprendida, repuso: “Yo tuve un sueño pero ya lo terminé. Siempre me gustó seguir mis estudios. Mi sueño era ser abogada, pero después cambió todo. La necesidad… No se podía…” Explicó que nunca pudo terminar el secundario tras la muerte de su madre. Y la visión de su sueño roto la quebró. Del resto de la entrevista resultó evidente que Mayra vive ahora, con sus planes y su cartoneo, para sostener los sueños de quienes dependen de ella: de su hijo (“tengo la suerte, y puedo decirlo, de mandarlo a un buen jardín”) y de su hermana, a la que apoya en la continuidad de sus estudios. Incluyo aquí abajo el enlace al reportaje para quien quiera verlo completo. Vale la pena escucharla: Mayra habla sin cálculo, y es una compatriota. —S.G.
El sueño roto de Mayra Jiménez
Enlaces externosEntrevista a Mayra Jiménez
Notas relacionadasElogio del cartonero
Y cómo no voy a entenderla si soy un cartonero de la cultura?
Hay quienes viven muy bien en este ramo que no me representa para nada.
abel posadas
Muchas Gracias por tu nota , Santiago . Un Abrazo .
Obra pública. Trabajos de mantenimiento.Hay mucho que hacer : limpieza de las calles, caminos rurales , veredas,cloacas.Con buenos salarios. Esa gente consume y comienza el llamado círculo virtuoso. Paulatinamente serán absorbidos por el sector privado. Es la única solución.