El país del revés

Como ya nos cansamos de jugar hablando al vesre, ahora vivimos al vesre: cuando la mentira es la verdad la única manera de entender la realidad es invirtiendo los términos en que se muestra.

En el reino del revés de María Elena Walsh, el ratón persigue al gato y el ladrón condena al juez. En el país del revés que habitamos, los ancianos sostienen a los jóvenes con sus aportes jubilatorios.

Esa inversión de los términos es la clave que permite comprender cosas de otro modo no tendrían explicación. Durante mucho tiempo nos divertimos hablando al vesre, ahora redoblamos la alegría viviendo al vesre. Por eso, hablamos de reducir la pobreza y cada vez hay más pobres; hablamos de redistribución del ingreso y los ricos están cada vez más lejos de los pobres; hablamos de reducir la sojización y cada vez se planta más soja; hablamos de defender al pequeño productor, y más de 50.000 tuvieron que ceder sus explotaciones; hablamos de modernización tecnológica, y le ponemos impuestos suntuarios a los aparatos electrónicos; hablamos de industria argentina sin molestarnos en tapar la leyenda “made in china”; hablamos de libertad de prensa y amordazamos a los medios; hablamos de cuotas de pantalla, y favorecemos la penetración de señales y contenidos extranjeros; hablamos de reforma política y bloqueamos el surgimiento de nuevos partidos; hablamos de protección de la salud, y financiamos las campañas políticas con los aportes de laboratorios delictivos. En el país del revés los que ganan las elecciones se repliegan atemorizados, y los que pierden acometen al resto con renovadas energías; en el país del revés los golpistas de ayer son los estadistas que alumbran el mañana; en el país del revés, el principal candidato opositor es vicepresidente del oficialismo; en el país del revés se reivindican los derechos en Malvinas y se entrega la Patagonia al mejor postor; en el país del revés los alumnos deciden sobre el ingreso a la escuela de los profesores; en el país del revés el progresismo es reaccionario, y los conservadores denuncian la pobreza; en el país del revés los derechos se vuelven obligatorios; en el país del revés la república no es republicana, la representatividad no es representativa y el federalismo es unitario. En el país del revés los relojes giran para atrás, y continuamente volvemos al futuro. En el país del revés nos proponen remediar el retroceso a los setenta con un retroceso al cuarenta y cinco.

De Walsh a Divididos: En el país del revés, ¿qué ves cuando lo ves, cuando la mentira es la verdad?

–SG

Califique este artículo

Calificaciones: 3; promedio: 5.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *