Se viene la “devalueta”

Todo el mundo pronostica una fuerte devaluación del peso luego del cambio de gobierno. Algunos importantes actores de la economía claman que el atraso cambiario ya no aguanta más, y los economistas que los representan aseguran que el valor real del dólar debería rondar los 15 pesos, y no los menos de 10 que le atribuye la cotización oficial. Todo el que puede compra dólares, en el mercado negro, donde supera los 13,50, o en ese extraño mercado oficial subsidiado donde los que consiguen la arbitraria autorización de la AFIP lo compran al valor fijado por el gobierno. El gobierno viene emitiendo dinero y endeudándose a lo loco para tratar de llegar a diciembre con la economía en calma, aunque con ello acentúe la pérdida de valor del peso. El sentido común dice que un próximo gobierno, de cualquier signo, va a tener que sincerar esta cuestión. Aparentemente, sólo hay dos maneras posibles: shock o gradualismo. Los economistas ortodoxos dicen que no hay otra opción que el shock, o sea una rápida e irrestricta liberación del mercado de cambios, los heterodoxos proponen un variado menú de recetas para restablecer lentamente el orden de las cosas. Sugieren que el shock causaría graves penurias a la población en general, probablemente por una disparada de los precios internos y un atraso de los salarios y las pensiones, y afirman que la política de shock es por eso mismo inmoral. Los ortodoxos aseguran que el gradualismo no haría más que agravar las cosas y prolongar las penurias ya existentes. Para el común de la gente, el problema se reduce a proteger el valor de sus ahorros y por eso sale corriendo a comprar dólares: la experiencia le ha enseñado que la liberación de la tasa cambiaria viene inexorablemente acompañada de un salto de los precios. En rigor, la libre cotización del dólar no debería alterar demasiado los precios, porque el mercado ha venido compensando los desajustes sin hacer ruido. Este sitio ha tomado como indicador de precios el pote de mermelada Arcor, que costaba exactamente un peso-dólar durante la convertibilidad; ahora se vende a 22 pesos, o sea más de dos dólares al cambio oficial, un dólar y medio al cambio que los economistas consideran real. La mermelada Arcor no es una rareza, lo que permite suponer que todo el resto de los precios se acomodaron más o menos de la misma manera, con excepción de algunas tarifas de servicios que siguen congeladas. Así las cosas, si el mercado de cambios se liberara de un día para el otro prácticamente lo único que debería aumentar su precio en pesos sería el dólar. ¿Alguien cree que de verdad ocurriría eso? Hay muchos expertos en “devaluetas” que están esperando la oportunidad para hacer ganancias instantáneas, meramente especulativas, y que, claro, abogan por las políticas de shock. Salir de berenjenales económicos como éste en el que nos han metido los kirchneristas nunca es fácil, mucho menos en un contexto de estancamiento con inflación, y de un modo u otro el costo lo va a pagar la gente. Va a seguir pagándolo, en realidad, como viene haciéndolo desde hace décadas. –S.G.

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