Desgastes de la mariposa

En Córdoba, a la entrada de Jesús María sobre la ruta 9, un ómnibus se detiene a la madrugada por problemas técnicos. La policía advierte que el vehículo transporta un pasaje casi exclusivamente femenino y una enorme cantidad de productos textiles. Como ya han visto cosas parecidas, piden la documentación que acredite esa carga. Las viajeras, que proceden de Salta y se dirigen hacia la ciudad de Córdoba o a la Capital Federal, no la tienen. Presumiendo que se trata de mercadería de contrabando, la policía da parte a la aduana y la AFIP, e identifica a todos los ocupantes del ómnibus. La tensión entre las autoridades y las pasajeras aumenta cuando llega al lugar un camión al cual los funcionarios públicos pretenden transladar la mercadería incautada. Las mujeres creen, probablemente porque también han visto o tienen noticia de cosas parecidas, que las autoridades van a robarse la carga para comerciarla en su beneficio, y entonces ofrecen repartirla gratis en la zona, simplemente porque no les gusta la competencia desleal. No se sabe cómo, los habitantes de barrios humildes de las cercanías se enteran del asunto, y en tropel se dirigen al playón donde están estacionados el ómnibus y el camión, los rodean y tratan de apoderarse de los artículos: ropa blanca e indumentaria personal. La policía trata de contenerlos y entonces se desata una batahola: golpes, pedradas, personas heridas, móviles policiales descalabrados. Al camión y al ómnibus no les queda un vidrio sano. Algunos logran echar mano de un acolchado o de varios pares de medias, y escapan a la carrera con el botín. Las pedradas, las corridas y los forcejeos siguen, hasta que llegan refuerzos policiales y controlan la situación. Toda la escena, narrada por un corresponsal de Cadena 3, denuncia un país en disgregación, donde una parte apreciable de la población vive de actividades ilegales, otra parte acecha la oportunidad de hacerse de algo que no le pertenece con similar tranquilidad de conciencia, porque está convencida de que tiene derecho a hacerlo, nadie respeta los poderes públicos ni confía en ellos, y éstos se revelan torpes e incapaces para manejar situaciones elementales. La misma radio ha informado durante la mañana sobre el intento policial en Chubut de liberar rutas ocupadas por piqueteros, sobre los reclamos de seguridad en Cañuelas durante el sepelio de dos hermanos asesinados en un robo, sobre un violento ataque contra un sacerdote en el gran Buenos Aires también con propósitos de robo, y sobre un atraco en la capital federal de ladrones que simulaban ser policías. Del diario del día apenas me queda un dato: uno de cada cinco adolescentes no va al colegio. Los síntomas de descomposición se acumulan en cuestión de horas, y potencian recíprocamente su significado para dar cuenta de una sociedad en acelerado deterioro. La máxima responsable política de esa sociedad, entretanto, juega con muñequitos y reflexiona que “es preferible vivir desgastada que como una mariposa”.

–S.G.

Califique este artículo

Calificaciones: 4; promedio: 5.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *