Una derrota homérica

La columnista estrella del diario La Nación escribió, y repitió luego en su programa de radio, que la votación mayoritaria en el Senado contra el proyecto de aborto legal y subsidiado por el Estado fue una “victoria pírrica”. ¿Qué habrá querido decir? Por lo que yo sé, y el diccionario me confirma, se califica así, a partir del ejemplo de un griego rubio,  a los triunfos obtenidos con un esfuerzo desproporcionado respecto del objetivo logrado, o que en definitiva empeoran la situación del vencedor. Ni forzando las cosas al extremo resulta admisible el adjetivo empleado por la articulista, cuando el mayor esfuerzo monetario y retórico corrió exclusivamente por cuenta de los promotores del aborto y sus financistas extranjeros, cuya campaña viene de lejos, se intensificó cuando el gobierno habilitó el debate, y en definitiva no les sirvió de nada. Quienes estaban en contra del aborto, a decir verdad, sólo empezaron a movilizarse luego de que el proyecto resultara aprobado en Diputados gracias a que el dedo oficialista inclinó la balanza a último momento; la ola celeste, que cubrió calles y plazas en todo el país, se limitó a demostrar por mero acto de presencia cuál era el temperamento mayoritario de la sociedad. Simplemente con decir “estos somos y así pensamos”, lograron al mismo tiempo la preservación de sus convicciones y el resguardo de valiosos recursos fiscales para la atención de auténticos problemas de salud pública. No hay manera de describir esto como una “victoria pírrica”, como hizo la reconocida columnista, que, presumo, se dejó llevar por las connotaciones negativas del adjetivo sin averiguar primero qué quería decir. No quiero ensañarme con ella, porque su caso no es personal sino genérico. Los voceros habituales del progresismo confunden ideología con saber, y comparten las mismas dosis masivas de ignorancia mezcladas con pretensiones cultas que suelen conducirlos a estas metidas de pata. Para no agotarme en la crítica, quisiera apuntar que no sólo no hubo tal “victoria pírrica” de los provida, sino que los proaborto sufrieron una “derrota homérica” en relación con sus expectativas, esto es, según el diccionario, “extraordinaria por lo espectacular, ruidosa o aparatosa”. –S.G.

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